03/07/2023 19:31
Clarín.com Sociedad Actualizado al 03/07/2023 19:31
Pregúntenle a Patricia Bullrich cuánto es el índice de inflación, a cuánto creció la pobreza o la evolución de los crímenes en la Argentina. Pregúntenle a Agustín Rossi de cuánto son las retenciones, qué pasó con la deuda con Macri o de cuánto fue el último pago al FMI. Difícilmente le pifien.
Ahora, cuando estos candidatos -y otros- hablan de educación “hacen agua”. Dicen barbaridades. Ni parece importarles que antes de hablar -o pensar- sobre educación debieran leer algo del tema, involucrarse mínimamente.
Bienvenidos a una nueva campaña electoral, que arrancó como todas las anteriores. Con los candidatos mostrando su ignorancia y, con eso, lo poco que les interesa la educación.
Para quien se lo haya perdido, la semana pasada Bullrich dijo en un foro virtual que “casi la mitad de la matrícula” de las universidades argentinas es ocupada por extranjeros. Y que se da porque las aulas “están vacías” y alumnos de otros países “vienen y toman esos lugares”.
Esto fue lo que más trascendió, porque salieron a cruzarle el dato erróneo (los alumnos extranjeros, en realidad, rondan el 4%), pero lo que siguió fue que “los argentinos quedan en un cementerio en el colegio secundario”. Y que es por los paros y “una educación totalmente ideologizada”. Poca evidencia y dato estadístico, mucho pensamiento anecdótico.
En la señal TN, en tanto, Agustín Rossi quiso defender el estado actual de la educación y dijo cosas como que “las pruebas Aprender se llevaron adelante para evaluar la hora más de clase que se puso en todas las escuelas primarias” y que “dio, en Lengua casi el 80% de mejora en los chicos”.
En rigor, las pruebas Aprender no se hacen para medir una política de gobierno, sino la evolución de los aprendizajes. Además, fue tomada en noviembre de 2022 cuando esa medida recién se empezaba a implementar y, aún si ya se hubiera hecho en todo el país, es imposible que los resultados sean inmediatos.
Y la cifra está mal. La mejora en Lengua fue de 18 puntos porcentuales. En porcentajes sería algo así como un 32%.
No hace falta ser un analista político para darse cuenta de que Bullrich busca capitalizar el voto “de derecha”, de personas que rechazan sin matices a los extranjeros de la región. Y que lo de Rossi es un falseo de datos burdos para mostrar “buenas noticias” que no existen.
Pero es todo política y la educación sigue de lado. Fue justo en la semana que se escuchó fuerte la voz de un padre de Bahía Blanca que habló sobre educación sin pifiarle a un dato y con un objetivo claro y bien lejos de lo político: aquí de lo que se trata es que los alumnos aprendan.