Ficha del festejo
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Sexto festejo de la Feria de Otoño. Corrida de toros. Lleno de «No hay billetes».
Se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, desigualmente presentados. Primero deslucido. Segundo encastado. Tercero sin entrega. Cuarto noble aunque justito de raza. Quinto manejable por el derecho y con evidente peligro por el izquierdo. Sexto violento y deslucido.
Paco Ureña (de rosa y oro): estocada entera atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso); bajonazo (ovación con saludos); en el sexto, que mató por Roca Rey, bajonazo y descabello (silencio).
Roca Rey (de caldero y oro): pinchazo y estocada entera desprendida (oreja con dos avisos en el único que estoqueó).
Víctor Hernández (de blanco y oro): estocada entera tendida (oreja tras aviso); metisaca, pinchazo y estocada entera desprendida (ovación con saludos).
Tras resultar cogido por el segundo, Roca Rey fue intervenido bajo anestesia general en la enfermería de la plaza de dos heridas por asta de toro en la cara posterior 1/3 proximal del glúteo derecho, una con trayectoria hacia delante de 15 cms., que daña los músculos isquiotibiales y contusiona nervio ciático, y otra hacia dentro que produce destrozos en músculo glúteo mayor. Fue trasladado a la clínica Fraternidad Muprespa Habana.
La Feria de Otoño en la plaza de Las Ventas se cerró con una desigual corrida de Fuente Ymbro, en tipo y juego, con un Roca Rey herido y contestado por un sector e impulsado por otro, y un nuevo toque de atención de Víctor Hernández, que pide entrar en la lista de nombres futuribles. Paco Ureña, que estoqueó tres toros, solo pudo dejar destellos al natural.
El primero, el más atacado de kilos de la corrida fue recibido con una ovación. El cuajado ejemplar de Fuente Ymbro buscó tablas en los primeros compases de su lidia, apretó para dentro en varas, y en la muleta embistió sin celo. Ante él Paco Ureña lo intentó, sobre todo por el pitón derecho, sin brillo.
El cuarto humilló, pero fue remiso a embestir. La insistencia de Ureña hizo que brotaran destellos espaciados en forma de arrebatados naturales o de remates de serie por bajo mirando al tendido, aunque sin que hubiera continuidad.
El sexto, estoqueado por Ureña por cogida de Roca Rey, hizo pasar un mal rato a los banderilleros, encargados de colocar rehiletes en el segundo tercio. La condición violenta y sin opciones del toro empujó a Ureña a abreviar
La cogida
Roca Rey abrochó los capotazos de tanteo iniciales al segundo con una media verónica soberbia por elegante y ceñida, y más tarde su picador Sergio Molina recibió división de opiniones por su actuación.
Como división de opiniones recibió la faena del peruano, muy ligada por el pitón derecho en el comienzo, y protestada por un sector de la plaza. Roca citó con vehemencia y el animal acometió a arreones, pasando muy cerca de su taleguilla.
En este tumulto, el de Fuente Ymbro cogió a Roca Rey cuando éste intentaba rematar una serie de derechazos con un pase de pecho, siendo izado por su antagonista y haciendo carne en el muslo derecho, quedando, además, prendido de la manga de la chaquetilla unos segundos en los que estuvo absolutamente a merced de su oponente, levantándose herido.
No obstante entró a matar acto seguido, hundiendo la espada al segundo intento y siéndole concedida una oreja que dividió aún más los pareceres de los tendidos. No paseó el trofeo, sino que se dirigió a la enfermería, donde fue operado de una cornada en el glúteo con dos trayectorias de 15 centímetros cada una, que le impidió lidiar al quinto.
Víctor Hernández ya se hizo notar en un ajustado quite por gaoneras en el segundo, y por la misma línea siguió en el tercero, un ejemplar rebrincado que el alcarreño unas veces pudo sortear -las más- y otras no.
Lo que no faltó fue disposición sin alharacas, con un toreo de frente y destellos aislados en forma de cambios de mano y pases del desdén, cerrando por vibrantes bernadinas. Caló en los tendidos lo realizado por Víctor Hernández, entre otras cosas porque se antoja difícil hacer más frente a un astado de tal condición. Paseó una oreja.
Bien picó Agustín Collado al quinto, que volteó aparatosamente al tercero Diego Valladar. En la muleta de Víctor Hernández el de Fuente Ymbro vino dormido por el derecho, lado por el que llegó lo más reseñable al esperarlo con valor y tirar de la embestida poco convencida del toro.
Por el izquierdo no ofreció ni eso. En el primer natural echó la cara arriba alcanzando levemente a su matador en la suya. Volvió a ponerse por ese lado Hernández aunque sin opciones de lucimiento, pinchando una firme actuación seguida con interés por los tendidos.