Como novatos de la cultura de la cancelación ignoramos si se puede pasar a la categoría de descancelado y en cuánto tiempo. ¿Ser cancelado proscribe o es una condición que se adquiere de por vida? ¿Es posible la redención?
Francia se lo perdona todo a los genios y a los artistas. Quizás por esto muchos intentos de descancelaciones ocurren en territorio francés. Al parecer se le concede a la pulsión creativa una zona oscura y sórdida. Un mal necesario. Y muchos franceses están dispuestos a separar, con cortafuegos si fuera necesario, la vida del artista de su obra.
Digamos que es un modo pragmático de disfrutar del arte sin incómodos remordimientos de conciencia.
También sirve para poner distancia del código binario con que les parece que la industria y los consumidores estadounidenses organizan el mundo: buenos y malos, blancos y negros, cancelados y activistas. Sin pantones de grises. Un universo infantil y poco complejo.
El hecho es que el recién finalizado Festival Internacional de Venecia ha acogido con aplausos la última película de Woody Allen, Coup de Chance, rodada íntegramente en francés y en las calles de París, donde el director de 87 años no solo ha podido trabajar, sino que se le ha permitido contratar un casting de primer nivel.
La película se estrenará en los cines europeos el 27 de septiembre, pero de momento no se distribuirá a las salas estadounidenses donde Woody Allen está, mientras no se demuestre lo contrario, cancelado.
El último acuerdo que firmó Allen con una compañía estadounidense terminó en 2018 cuando Amazon finiquitó todos los contratos con el cineasta en medio de la resaca por las acusaciones de abuso sexual de su hija adoptiva Dylan Farrow. Un documental, una autobiografía y un juicio ganado por el cineasta no han sido suficientes para descancelar al ex venerado director en su queridísima Manhattan.
Woody Allen, en el Festival de Venecia. A pesar de haber ganado el juicio en el que se lo acusaba de abuso sexual, sigue sin poder trabajar en los Estados Unidos. Foto AFP
El caso de Johnny Depp
A Johnny Deep, un artículo publicado en The Washington Post en 2018 lo dejó sin trabajo en los principales estudios de Hollywood. No era un artículo cualquiera, lo firmaba su ex esposa la actriz Amber Heard, y lo acusaba de abuso físico y sexual.
Casi de inmediato Disney canceló un acuerdo por 22,5 millones de dólares, que establecía que Johnny Depp aparecería en la nueva entrega de Piratas del Caribe.
Depp, que mantuvo entre 1998 y 2012 una relación con la cantante y modelo parisina Vanessa Paradis con la que tiene dos hijos y es propietario de una villa cercana a St Tropez, encontró alivio en Francia cuando la compañía Why not Productions lo contrató para protagonizar Jeanne du Barry, un drama de época donde Depp interpreta a Luis XV, Luis, el amado, el líder francés del siglo de las luces.
Johnny Depp, en el Festival de Cannes. Su película, filmada en Francia, «Jeanne du Barry», fue ovacionada. Foto: Reuters La película se estrenó en Cannes en mayo pasado y fue ovacionada durante siete minutos por un público en pie. Los resultados en taquilla fueron excelentes. Era su primer papel importante en tres años ¿Puede aspirarse a una redención mayor?
Por qué en Francia se aceptan ciertas actitudes
El historiador británico Graham Robb, experto en cultura francesa y autor del libro The Discovery of France explica a The New York Times esta diferencia de tratamiento a los artistas masculinos en Francia por “las diferencias culturales” entre ambos países.
“En Francia, los artistas tienen derecho a ser criminales, malhumorados, imaginativos. En resumen, a no ser como los demás”. Para apuntalar su teoría cita a Arthur Rimbaud, el poeta francés del siglo XIX, hedonista y fumador de opio: “Romper las reglas es una condición sine qua non de la vida artística”.
Sin embargo, aunque la primera reacción al movimiento Me too en Francia fue aquella famosa carta de 2018 en la que varias actrices, entre ellas Catherine Deneuve, defendían el derecho a la libertad sexual, varios años después también empezaron a aparecer los primeros cancelados entre los hombres poderosos de Francia.
El actor Gerard Depardieu sí es un caso de cancelación en Francia. Pero, claro, tiene infinidad de denuncias de abuso. Foto AFP Entre ellos, el actor Gerad Depardieu, el escritor Gabriel Matzneff -cuyos abusos se documentaron en el libro El consentimiento de Vanessa Springora– o el mediático periodista deportivo Pierre Ménès, suspendido indefinidamente por su empleador tras la publicación del documental No soy puta, soy una periodista, que denunciaba el sexismo en el periodismo deportivo.
Ninguno ha sido por el momento descancelado ni sus pecados han sido redimidos. Se diría que los franceses parecen mejor dispuestos a perdonar a los ilustres cancelados por Hollywood, o que disfrutan especialmente llevándole la contraria a la gran industria del cine.
Fuente: La Vanguardia
WD