Los últimos registros en el equipo económico levantaron el ánimo de los funcionarios más cercanos al ministro: de acuerdo a ese relevamiento, la inflación de las últimas cuatro semanas resultó inferior al 7% y en Economía no descartan que el IPC de este mes, efectivamente, empiece con el número 6.
La inflación de junio recién se conocerá el jueves 13. El entusiasmo surgió por la evaluación de las últimas cuatro semanas: al equipo de Massa le da un variación del 6,6%.
Así, a falta de una semana para la finalización de junio, en el Palacio de Hacienda no descartan que la inflación termine por debajo del 7%.
Funcionarios consultados por iProfesional destacan que, en verdad, la inflación de los alimentos ya había dado en torno a estos números el mes pasado: el INDEC midió 5,8% en mayo para ese rubro.
Sin la estacionalidad de algunos sectores críticos -como el de la educación o el turismo- y con algunos precios clave más o menos estables, como en el caso de las carnes, el índice muestra un enfriamiento respecto de los picos de los meses anteriores.
Qué dicen las consultoras
Los últimos informes de las consultoras que habitualmente monitorean la inflación coinciden, a grandes trazos, con la tendencia relevada por el Gobierno.
Precios: las consultoras reportan una desaceleración de la inflación.
Eco Go, dirigida por la economista Marina Dal Poggetto, midió 0,9% en la cuarta semana de junio.
La proyección de Eco Go da 7,0% para todo el mes. Para las últimas cuatro semanas, la medición acumulada fue de 5,7%.
Las claves de la desaceleración de la semana pasada -más corta por el feriado XXL- se vinculan con que, salvo por tres rubros, el resto dio cerca del 0%. Los tres rubros más «picantes» fueron Panificados (+2,5%); Frutas (+2,1%) y Fiambres (+1,8%).
En LCG tienen registros similares. Para las últimas cuatro semanas, la inflación acumulada alcanzó al 6,8%.
El alivio en el equipo económico se relaciona con la posibilidad de mostrar un segundo mes consecutivo de desaceleración inflacionaria, tras el pico de 8,4% de abril y el 7,8% de mayo.
Los propios funcionarios hablan de dos hechos que están ayudando a esa tendencia: la estabilidad cambiaria -un dólar libre que se quedó algunos escalones por debajo de los $500- y la baja de la inflación de los alimentos y la energía a nivel internacional.
Clave para la campaña de Massa: un segundo mes de freno a los precios.
Consumo en rojo, la variable que Massa busca enderezar
La aceleración inflacionaria resultó implacable para el bolsillo de los consumidores. El mes pasado, la inflación interanual trepó al 114,2% pero en el rubro «alimentos y bebidas» fue superior: 117,8%. En el caso de la canasta básica alimentaria, la suba resultó del 122,6%, de acuerdo a la última medición del INDEC.
En este contexto dramático para la gran mayoría de los asalariados, el nivel de consumo de productos de la canasta básica se contrajo 3,1% en mayo, en relación al mismo mes del año pasado, dando cuenta de la pérdida de poder adquisitivo de la gran mayoría de la población en medio de la aceleración inflacionaria.
En este escenario, el oficialismo tiene pocas chances de un triunfo en las próximas elecciones. Es lo que vienen demostrando las encuestas: los votantes se sienten muy molestos con la inflación arriba del 100% porque los salarios no alcanzan para sostener el nivel de vida.
A pesar de semejante cuestión, Massa buscó candidatearse como única alternativa dentro del peronismo, algo que logró justo antes del cierre de las listas.
De ahora en más, el desafío es lograr una mejora de estos niveles. Un escenario que, en el mejor de los casos, podría lograr si evita una nueva disparada de la brecha cambiaria.
Inflación: las claves de la caída de los precios
El último relevamiento de la consultora Scentia, que monitorea la realidad del consumo masivo mes a mes, da cuenta de una dramática caída en las ventas de los comercios más pequeños.
La caída del consumo, otra variable bajo la lupa del Gobierno.
Contra mayo del año pasado, las ventas en los almacenes y autoservicios ubicados en la ciudad de Buenos Aires se desplomaron 29,0%. En contraposición, las ventas en los grandes supermercados crecieron 7,8%, también contra mayo de 2022.
La situación es clara: la diferencia de precios entre los grandes comercios y los más chicos se amplió a valores históricos. Los autoservicios se abastecen en distribuidores y mayoristas, se ven obligados a vender cada vez más caro, en un contexto de aceleración inflacionaria.
La venta de alimentos se deprimió 2,7% en mayo versus el mismo mes del año pasado. En el caso de los productos consumidos en el desayuno y la merienda (lácteos en general, café y yerba), la baja es más sensible; del 7,5%.
En los productos «perecederos», que incluye a los congelados, la merma alcanzó al 7% interanual. Y en los artículos de limpieza, la baja fue del 5,1%.
El único rubro que logra mantenerse a flote es el de las bebidas, tanto alcohólicas como sin alcohol, que registraron una moderada alza, del 2,6% interanual.