12 agosto, 2025

‘Alien: Planeta Tierra’, en Disney+: una mitología expandida en sugerentes nuevas direcciones

El guionista, productor y, en ocasiones, director Noah Hawley se ha especializado en expandir mitologías conocidas a través de series con mucha idiosincrasia personal. Supo llevar el ‘noir’ nevado de ‘Fargo’, clásico fílmico de los Coen, más allá de Minnesota y sus teóricas fronteras conceptuales. Y, en la más efímera pero notable ‘Legión’, se atrevió a proponer la visión más psicodélica del Universo X-Men que se haya visto en una pantalla. 

Ahora vuelve a actualizar un legado sin dejar de ampliarlo en ‘Alien: Planeta Tierra’ (Disney+, desde el 13 de agosto), una ambiciosa serie con base en la famosa saga de ciencia ficción y terror esbozada por Dan O’Bannon y Ronald Shusett. El comienzo parece sacado de la primera película, obra maestra de Ridley Scott de 1979. “Una nave de espacio profundo. La criogenización y el despertar. Los diálogos solapados al estilo Robert Altman. El desayuno, los cigarros, la comida”, tal como lo describía el propio Hawley a ‘Vanity Fair’. No hemos acabado de conocer realmente a la tripulación cuando empiezan a suceder cosas funestas.

Superado ese magnifico prólogo, lo propuesto se aleja de la mímesis reverente. En su regreso a la Tierra, la nave acaba haciendo un accidentado aterrizaje en una isla propiedad de la corporación Prodigy, rival global de Weyland-Yutani. Entre los supervivientes, unos especímenes dispuestos a dar guerra. Y no solo esos famosos xenomorfos diseñados principalmente por H. R. Giger. “Después de siete películas, todo el mundo conoce las etapas de esas criaturas”, explicaba hace unas semanas Hawley en una rueda de prensa virtual. “Pero si introduzco algunas nuevas y nadie sabe cómo se reproducen o lo que comen, entonces llega el pavor cada vez que están en pantalla. Para el público, eso es como sentir la experiencia de ver ‘Alien’ por primera vez”. 

Los niños perdidos

La salvación de la humanidad podría estar en manos de unos personajes no enteramente humanos. Y no, no hablamos de sintéticos (o androides humanoides) como el Ash de Ian Holm en la primera película y otros actores en las siguientes, sino de los híbridos, cuerpos artificiales a los que se transfiere la conciencia de un ser humano real y que aquí aparecen por primera vez en la franquicia.

Gracias al (o por culpa del) geniecillo Boy Kavalier (Samuel Blenkin), niños enfermos terminales renacen en cuerpos ya crecidos de cualidades sobrehumanas. El proyecto de esa especie de niño malcriado superdotado no es puramente altruista: él mismo espera conseguir la inmortalidad a través del experimento. “Tanto en ‘Alien’ como en ‘Aliens: El regreso’ estamos ante una corporación sin rostro, Weyland-Yutani, y unos individuos –los camioneros espaciales o los soldados– que viven a su merced”, dice Hawley. “A día de hoy, nuestras corporaciones tienen rostro y son los de estos jóvenes tecnócratas, CEOs famosos multimillonarios“.

En una de sus decisiones viscerales, Kavalier decide convertir en personal de emergencia a Wendy (Sydney Chandler) y sus niños perdidos, es decir, la niña híbrido pionera y el grupo que la tuvo como mentora. Lo que más preocupa a la primera es poder salvar a Joe (Alex Lawther), un médico que forma parte del equipo táctico que investiga el choque. El hermano de su anterior vida, para más señas. En la nueva, lo más parecido que tiene a una madre y un padre son la científica Dame Sylvia (Essie Davis, de ‘Babadook’) y el androide Kirsch (Timothy Olyphant, de ‘Justified: La ley de Raylan’), defensores, respectivamente, de la humanidad y el transhumanismo

Notas de ‘Blade runner’

Entre las preguntas que Hawley aprovecha para hacer entre golpe y golpe de acción y terror, está una eternamente pertinente: ¿qué significa ser humano? ¿Es una cuestión biológica? ¿O, sobre todo, de unas emociones y empatía quizá no exclusivas de nuestra especie? Cuestión casi más propia de ‘Blade runner’ que de ‘Alien’. “[Scott] introdujo en esta última la idea de los seres sintéticos –dice Hawley–, y pasó después a explorarla en mayor profundidad en ‘Blade runner’. Yo no estaba tratando de hacer esa segunda película, pero entiendo que se puedan hacer comparaciones. A nivel estético, ambos filmes de Scott tienen mucho en común; si ves ‘Blade runner’, te imaginas que es así como la Tierra está en ‘Alien’. Pero al mismo tiempo les decía a mis jefes de departamento: ‘Si ves que estás haciendo ‘Blade runner’, estás haciendo la peli de Ridley Scott equivocada'”.

Surge también la pregunta más deprimente: ¿es la humanidad para tanto? ¿Merecemos sobrevivir a nuestros pecados? Que la serie esté observada a través de los ojos de una niña ayuda a que emerja una respuesta optimista. “Los niños mienten muy mal -dice Hawley-. Cuando vas conduciendo y te dicen ‘papá, ¿por qué está ese hombre viviendo en la calle?’, tú les contestas: ‘Vas a tener que acostumbrarte a ver esas cosas’. Pero ellos no creen que debamos acostumbrarnos a eso. No dan por hechas algunas cosas que los adultos dan por hechas. Aquí -continúa- nos metemos en la historia a través de los ojos de Wendy, quien tiene esa especie de decencia pura en su corazón que le permite enfrentarse a la complacencia y, por extensión, a todos los males del mundo adulto“.

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