Con una red de oficinas especializadas, asesoramiento técnico y una fuerte apuesta por la financiación sostenible y la inversión, la entidad acompaña al sector primario en su modernización y en la adopción de un modelo más rentable, escalable y respetuoso con el entorno.
La agricultura y la ganadería han sido durante siglos pilares fundamentales de la economía española. No solo por su arraigo histórico y cultural, sino también por su peso actual en la actividad productiva nacional. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el Valor Añadido Bruto (VAB) del sector agroalimentario representó en torno al 10% del PIB español en 2023. Además, este sector emplea en España a más de 2,3 millones de personas y nuestro país se sitúa entre los principales productores agrícolas de la Unión Europea, ocupando el primer lugar en producción de aceite de oliva y el segundo en frutas y hortalizas.
Sin embargo, este papel clave contrasta con una realidad que exige tomar medidas. Según la Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrícolas de 2023 del INE, el número de explotaciones agrarias se redujo un 12,4% respecto a 2020, situándose en 784.141. Aunque la superficie media por explotación ha aumentado, esta tendencia hacia modelos más grandes y tecnificados plantea desafíos relacionados con el relevo generacional, la adopción de nuevas tecnologías y el respeto al medio ambiente. En un contexto global marcado por el cambio climático, la presión demográfica y la transformación digital, la modernización del sector y su adaptación a prácticas responsables resultan esenciales para garantizar su viabilidad a largo plazo y lograr un equilibrio entre rentabilidad y cuidado del entorno.