-Estás celebrando 40 años en el panorama musical del país. ¿Cuál ha sido hasta ahora el momento más emotivo o significativo de esta gira, que comenzó el 31 de enero en el Movistar Arena de Madrid?
-Pues el momento más emotivo, evidentemente, fue el concierto en el Movistar Arena. Un concierto en mi ciudad, con un montón de invitados, mi hija salió a bailar, en el público estaba toda mi gente querida, amigos… Y encima en un lugar como el Movistar Arena, 17.000 personas y con un espectáculo que yo llevaba mucho tiempo soñando con poner en pie delante de un público tan grande. Creo que ese concierto será difícil de superar. Estaban todos los elementos deseables en un concierto en la misma noche.
-Para la ocasión contaste con invitados como Dani Martín, Leiva, Kase.O, Anni B. Sweet e incluso tus antiguos compañeros de Los Ronaldos. ¿Cómo preparaste esa noche tan especial y qué te llevaste de ella?
-La preparación fue lo más duro, casi acaba conmigo y con mi salud mental. Cuando estás acostumbrado a llevar una gira así de grande y esa es la dinámica habitual, eso ya empieza a caminar solo. Pero cuando lo haces por una sola noche, la tensión, la posibilidad de fallo, es muy grande. La responsabilidad es muy grande. Lo más duro fue en más de un año y medio que estuvimos, desde que pusimos la primera pieza de ese montaje tan grande y tan complejo, hasta que realmente salimos a tocar y todo salió perfecto.
-Has pasado de liderar Los Ronaldos (con éxitos como ‘No puedo vivir sin ti’ o ‘¡Adiós papá’) a una extensa carrera en solitario. ¿Cómo sientes que ha cambiado tu relación con esas canciones cuando las interpretas hoy? ¿Y tú cómo músico?
-No puedo vivir sin ti, especialmente, la considero más una canción de mi carrera en solitario que de la de Los Ronaldos, porque grabamos una versión mucho más lenta, mucho más romántica, no sé si es la palabra, que la versión de Los Ronaldos. Y esa fue la que pegó el pelotazo. Esa la grabé yo en solitario y esa es la que estamos tocando. Por eso yo no siento que esté tocando una canción de Los Ronaldos. Sí con Adiós Papá, por supuesto. Esa sí que es la gran bandera y la gran canción de Los Ronaldos. Pero ya llevo un tiempo sin complejos tocándola, bastantes años, y también casi la siento como si fuera parte del espectáculo mío en solitario. Así que estoy muy cómodo tocando ambas canciones.
-‘Extraterrestre’, con Dani Fernández, parece reflexionar sobre las redes sociales y la facilidad que tenemos hoy en día para ofendernos. ¿Ves en el rock -y en tu música en general- una forma de mantener una especie de “inmunidad” creativa frente a presiones externas?
-La verdad es que nunca he sentido la estupidez de las redes sociales, ese espíritu censor ofendido y que enseguida quiere llevar al cadalso al primero que se salga del tiesto como una amenaza. Para bien y para mal, no tienen ninguna importancia las polémicas en las redes sociales porque pasan de una a otra en cuestión de minutos. Nunca lo he sentido como una amenaza y la música no la he utilizado como una coraza sino al revés, como un vehículo para liberarme y romper corazas.
-‘¿Revolución?’ (2019) y tu último disco de 2023 ‘Aunque estemos muertos’… ¿Cómo describirías la evolución compositiva entre ambos trabajos? ¿Tienes alguna tradición o método que sigas a la hora de sentarte a componer?
-Yo enmarcaría en una trilogía -por hacer el ejercicio, no fue una intención para nada-, El último hombre en la Tierra, Irrepetible, aunque era un disco en directo, también estaba muy pensado para esa instrumentación que ahora explico, y Revolución. Eran discos basados en una instrumentación sinfónica. Los arreglos sinfónicos de mi hermano, Miguel Malla, tenían un protagonismo absoluto. Y no sólo como arreglos que servían como de adorno de última hora, sino que ya desde su inicio, desde su génesis, esos discos estaban pensados para sonar así. Son discos que te retrotraen a las bandas sonoras, a discos como Sinatra, cuando los Beatles se ponían sinfónicos, etc. En Aunque estemos muertos hay una ruptura, porque yo llevaba muchos años centrado en ese tipo de instrumentación y quería cambiar. Y volvimos a hacer un disco de banda de rock, es un disco absolutamente guitarrero. Esa es la evolución que yo creo que es más clara entre Revolución y sus anteriores, si los englobamos en una trilogía.
-Mirando hacia atrás y hacia adelante, ¿qué consejo le darías al Coque Malla de tus inicios, y qué te dirías a ti mismo de cara a los próximos 10 años creativos?
-Viendo cómo ha evolucionado todo, no le daría ningún consejo, le diría que lo está haciendo muy bien. Y que si al principio cometió algún error, creo que los errores son necesarios para aprender y terminar haciendo las cosas no bien, porque no hay una manera correcta de hacer las cosas en el arte, sino de una manera que a ti te haga feliz y te haga sentir satisfecho.
-Para terminar, ¿tienes alguna manía o ritual -que se pueda contar- para antes de salir al escenario?
-Soy muy ordenado y muy organizado y me gusta el ritual de darme una buena ducha, prepararme la ropa perfectamente limpia, ordenada. Un poco como los toreros. Ese ritual es importante para mí. Hay gente que va a tocar a la prueba de sonido y luego sale a tocar y no hace una ruptura. Que es respetable, por supuesto. Yo tengo que hacer ese ritual de vestirme como los toreros. Para mí es absolutamente fundamental.
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