El 4 de junio de 1980 se produjo en el Santiago Bernabéu la final más madridista de la historia. En ella se enfrentaron el Real Madrid de Vujadin Boskov, donde militaban los Camacho, Del Bosque, Santillana, Juanito o Pirri; y el Real Madrid Castilla que entrenaba un joven Juanjo Santos, el líder de una generación que hizo historia al llegar a la Copa del Rey. Aunque perdió 6-1 contra el equipo de los ‘mayores’, aquel filial consiguió algo inédito: jugar la Recopa de Europa al año siguiente. Esta temporada, los de Arbeloa han vuelto a una competición internacional, la Premier League International Cup que fue creada tras el ‘Brexit’ para que los juveniles ingleses se midan a equipos extranjeros.
La gesta que cambió la normativa de los filiales
Pero ningún otro conjunto español ha disputado una competición continental de calado estando en Segunda como sí sucedió con aquel Castilla hace 45 años. Sí se han dado casos en otros países, como el del Wigan, quien bajo el mando de Roberto Martínez ganó la FA Cup el mismo año que perdió la categoría. Esto le permitió jugar la Europa League al siguiente año en la 2013/2014. Pero el caso del Castilla fue muy singular, porque terminaría cambiando la normativa de participación de los filiales en la Copa del Rey.
Durante décadas, los equipos ‘B’ como el propio Castilla, además del Bilbao Atheltic o Barcelona Atlètic, habían participado en la competición del K.O., que decidió cambiar sus normas en 1990, diez años después de la gesta de los Agustín, Gallego o Castañeda. “La gente no es realmente consciente de lo que consiguió aquella plantilla, que competía a la vez en Segunda -llevan cinco años sin hacerlo- y en una Copa del Rey que se jugaba a doble partido desde la primera ronda”, rememora en conversación con este diario Abraham García Aliaga, hijo del técnico de aquel filial que hizo historia.
Él vivió de cerca aquella gesta. Después, seguiría en el banquillo la tradición de su padre, quien falleció prematuramente a los 41 años de edad, en 1987, después de conseguir el ascenso de la Cultural Leonesa a Segunda B. Juanjo García Santos había jugado en el equipo de los aficionados del Real Madrid y después hizo carrera en el Carabanchel, la Gimnástica Segoviana, el Ávila o el Rayo. Su cénit lo alcanzó como entrenador al frente de aquel Castilla que eliminó a cuatro equipos de Primera: tras derrotar al Alcorcón y al Racing de Santander, sometió al Hércules, el Athletic que se preparaba para ganar un doblete poco después; la Real Sociedad que ganaría ese año (y el siguiente) la Liga y el Sporting de Gijón, que venía de ser subcampeón de la competición doméstica.
“Los equipos de entonces respetaban mucho al Castilla, que llegó a tener importantes nombres propios. Por eso sabían que no era descabellado perder contra ellos. La mayoría terminó debutando en Primera, como Castañeda (Osasuna), Pineda (Zaragoza), Espinosa (Sporting), Agustín (Real Madrid)… Mi padre no tuvo esa oportunidad, entrenó en el resto de categorías, pero se quedó a las puertas de la máxima categoría. Casi todos triunfaron. La gente se quedó con la ‘Quinta del Buitre’, pero aquel Castilla fue una referencia durante años”, rememora Abraham García Aliaga, formador de entrenadores y docente, además de investigador, en la Universidad Politécnica de Madrid.
El premio de la Recopa ante los ‘hooligans’ del West Ham
“Muchas veces recordamos al Leicester por la Premier o a Grecia por ganar la Eurocopa, pero esto fue un hito histórico. En Bilbao, por ejemplo, la afición les hizo salir para aplaudirles. En San Sebastián les pegan un baño del que salen vivos y en el Bernabéu les ganan“, relata un niño que vio cómo su padre se convertía en un héroe de lo imprevisto. Hasta que llegó el 4 de junio de 1980 y se impuso la lógica estructural, en la que el Real Madrid venció al Castilla en un partido que fue una fiesta.
Un policía inglés mira el Boleyn Ground vacío donde se jugó el West Ham – Castilla de la Recopa. / REUTERS
“Muchos jugadores de aquel Castilla eran muy madridistas. Por eso, incluso años después, comentaban que les hubiera gustado enfrentarse al Atlético en la final. Estaban como locos porque pasase frente al Real Madrid, porque estaban seguros de que se lo habrían llevado por delante”, desvela el narrador de una historia que terminó como “un partido entre el hermano mayor y el pequeño. Aunque fue una derrota, aquello se vivió como una fiesta. Recuerdo el gol de Álvarez, que después coincidió con mi padre en la Cultural el año que falleció. Son recuerdos increíbles“, rememora el hijo de Juanjo García Santos.
Aquel subcampeonato tuvo el premio de jugar la Recopa al año siguiente, con un bloque que sufrió cambios, tras el ascenso de jugadores como Chendo y la salida de alguno de los baluartes de la gesta del subcampeonato copero. Al frente del grupo se mantuvo el mismo técnico que logró una hazaña que rozó en competición europea. El Castilla fue emparejado con el West Ham, que, curiosamente, había descendido después de ganar la FA Cup. “Ganaron en casa y allí perdieron en la prórroga, en un partido a puerta cerrada por lo que hicieron los ‘hooligans’ en la ida (tiraron botellas y hasta orinaron encima de la afición blanca, según las crónicas de la época). Eran otros tiempos”. E irrepetibles, por mucha Premier League International Cup que pueda jugarse.