“Mira, allí, al sur, está Málaga”. Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, 1973), desde su residencia en el Mediterráneo francés, enseñaba a su sobrino, el pintor Javier Vilató (Barcelona, 1921-París, 2000), la dirección, 1.800 kilómetros más allá, donde se encontraban sus orígenes. ¿Qué reconocería hoy el genio de aquella Málaga donde dio sus primeros pasos, en la céntrica plaza de la Merced?
Para empezar, los 125.000 habitantes que había a finales del siglo XIX se han multiplicado por casi cinco, hasta acercarse a los 600.000. Sexta ciudad española en población, Málaga se ha convertido en uno de los grandes polos de atracción turística y de negocios del país. Por su aeropuerto pasaron 25 millones de pasajeros en 2024, solo por detrás de Madrid, Barcelona y Palma. La llegada de inversiones internacionales alrededor del sector tecnológico ha colocado a la ciudad como uno de los principales destinos del sur de Europa. Mientras ciudades mediterráneas de países cercanos, como Marsella y Nápoles, zozobran envueltas en crisis endémicas, Málaga acelera y es ejemplo del gran salto adelante, cada una con sus particularidades, que han dado las grandes ciudades de la Península y las Baleares que orillan este mar.
Prensa Ibérica eligió Málaga como sede de la segunda edición del Foro Económico y Social del Mediterráneo por ser abanderada de cómo se pueden desarrollar políticas exitosas, consolidando los cimientos necesarios para crecer e impulsando nuevas transformaciones. Los éxitos, no hay que obviarlo, vienen acompañados de nuevos obstáculos y desafíos. Desde el encarecimiento de los productos básicos que afecta a la población local hasta problemas de movilidad. A medida que una ciudad y su entorno progresa, los servicios básicos deben progresar a su altura. Asimismo, hay que empezar a prevenir y establecer políticas a largo plazo que afecten a las infraestructuras de transporte, energéticas e hídricas.
No existen soluciones locales aisladas. El objetivo primordial del foro que empezará el 17 de junio en Málaga es mostrar la conexión que existe, ya no solo entre ciudades y territorios, sino también entre áreas de inversión y negocios. Dentro de una sana competencia que aplaudimos porque cada lugar tiene el deber y el derecho de defender su idiosincrasia y usar sus mejores activos, consideramos que la colaboración y la integración de experiencias son fundamentales. Coopetencia es el término que permite aunar la necesidad de cooperar y competir.
La tragedia de la dana en Valencia, ocurrida el 29 de octubre del año pasado, no debe olvidarse. Sirva como ejemplo de todo lo que queda por construir. De cómo urge establecer soluciones integradas en un nuevo modelo de infraestructuras y de urbanismo. La dana fue una llamada de atención. Ayer fue Valencia, pero mañana puede ocurrir otra dana (o quizá un gran incendio), con sus potenciales repercusiones, en cualquiera de los 1.670 kilómetros del litoral mediterráneo español. Una zona en la que vive el 40% de la población del país y que representa otro tanto de la economía.
Hay otro ejemplo en el que buscaremos y exigiremos respuestas para que se ejecuten. Gestionar el turismo, primer sector económico del Mediterráneo, no puede entenderse sin pensar en la capacidad de la oferta energética, hídrica, inmobiliaria, de infraestructuras y de movilidad y personas, situándose estas en la cúspide de la pirámide.
Prensa Ibérica, líder en oferta informativa en el Mediterráneo español gracias a sus medios de comunicación diarios y semanarios (Empordà, Diari de Girona, EL PERIÓDICO, Regió7, Diario de Mallorca, Diario de Ibiza, Mediterráneo. Levante, Información, La Opinión de Murcia, La Opinión de Málaga, Mallorca Zeitung, Sport y Superdeporte) quiere más debate y más soluciones, de lo local a lo global. De Málaga al conjunto del Mediterráneo, donde los desequilibrios entre las distintas orillas, entre los distintos países, no han hecho más que agudizarse en las últimas décadas. Un Mediterráneo que necesita un nuevo impulso en una Europa abrumada por la amenaza rusa y la vetocracia que paraliza cualquier nuevo avance de mayor integración.
Que una de las grandes intelectuales españolas, María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904; Madrid, 1991), sirva para mirar el futuro con optimismo. Desde el exilio (Cuba, México, Puerto Rico) veía la catástrofe del continente europeo en los años 40, lo que le sirvió para escribir estas palabras en La agonía de Europa: “Europa no ha muerto, Europa no puede morir del todo: agoniza. Porque Europa es tal vez lo único, en la historia, que no puede morir del todo, lo único que puede resucitar”.