POLÍTICA
Para Ecuador, Irán nunca representó un socio relevante, ni en lo político ni en lo comercial
El exembajador Hernán Pérez Loose afirmó que Irán nunca ha sido un país clave en la agenda diplomática ecuatoriana. Aunque el expresidente Rafael Correa intentó acercamientos, estos no prosperaron ni generaron lazos duraderos.
Durante su mandato, Correa visitó Teherán y elogió al régimen iraní, buscando alinear a Ecuador con gobiernos autoritarios contrarios al orden internacional. Sin embargo, las relaciones se enfriaron a medida que la política agresiva de Irán en Medio Oriente provocaba rechazo global.
En el ámbito económico, las relaciones también fueron marginales. Las exportaciones, como el banano, fueron anecdóticas y no consolidaron un intercambio sostenible. Según Pérez Loose, Ecuador e Irán “son mundos muy lejanos” y sin complementariedad real.
El diplomático recordó que el atentado a la AMIA en 1994, vinculado a Irán, dañó la imagen del país islámico en América Latina. Esa desconfianza histórica explica en parte por qué Ecuador nunca priorizó vínculos con Teherán, incluso durante gobiernos posteriores a Correa.
| La Derecha Diario
Actualmente, el gobierno de Daniel Noboa ha mostrado interés por Medio Oriente, pero según Pérez Loose, Irán no forma parte de esos planes debido a su falta de relevancia estratégica. A su juicio, Ecuador tampoco tiene un rol relevante en el conflicto Irán-Israel ni debe tomar partido. “No hemos sido adversarios ni aliados, simplemente no ha habido oportunidad”, dijo Pérez Loose. Intentos ideologizados como los de Correa no generaron beneficios concretos para el país, solo acercamientos simbólicos carentes de visión pragmática.
Este episodio refuerza la importancia de evitar alianzas con regímenes que cuestionan el orden internacional y que no aportan al desarrollo nacional. Ecuador necesita relaciones estables, estratégicas y útiles, no gestos ideológicos sin proyección.
El socialismo del siglo XXI demostró ser más proclive a relaciones propagandísticas que efectivas. Hoy, una diplomacia enfocada en el beneficio mutuo y la coherencia internacional se vuelve más urgente que nunca.
La experiencia con Irán durante el correísmo deja claro que la política exterior debe responder al interés nacional, no a afinidades ideológicas estériles.
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