El escándalo originado por la decisión del Gobierno de Giorgia Meloni de dejar escapar Osama al Masri, el miliciano buscado por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional (CPI) en Libia y acusado de atroces violencias contra migrantes, no acalla en Italia. Organizaciones de defensa de los derechos humanos y la oposición siguen insistiendo en que se trata de un hecho gravísimo, y lo están usando para poner contra las cuerdas a la primera ministra italiana.
Este mismo miércoles, en sendas sesiones en ambas cámaras del Parlamento —primero en el Congreso, luego en el Senado—, Meloni ha sido puesta una vez más en la tela del juicio. Esto, con la práctica totalidad de los partidos de la oposición que han denunciado en el hemiciclo las violaciones de derechos humanos que se cometen en el país norteafricano y han acusado a Meloni de estar defendiendo a “traficantes de personas” y de no haber respetado la ley internacional.
“La mujer que debía combatir a los traficantes de seres humanos en todo el mundo ha liberado a un traficante. No sé si es encubrimiento, pero la presidenta del Consejo le ha hecho un favor. La presidenta Meloni ha mentido, y los italianos se están dando cuenta”, ha afirmado Maria Elena Boschi, exministra y representante del partido centrista IV. “[El ministro de Justicia, Carlo] Nordio no habló como un ministro, sino como el abogado defensor de un torturador“, ha añadido Elly Schlein, la líder del Partido Democrático, Elly Schlein.
Críticas al CPI
Schlein se ha pronunciado de esta manera después de que el propio ministro de Justicia —quien junto al titular de Interior, Matteo Piantedosi, acudió a informar el Parlamento— se defendiera al criticar al CPI por supuestamente haber provocado “un inmenso lío“. “[La orden de captura del CPI] llegó en inglés sin ser traducido, con una serie de problemas críticos que habrían hecho imposible la adhesión inmediata del ministerio a la solicitud de la Corte de Apelación”, dijo el ministro, provocando la indignación de la oposición. Además, Nordio también puso en discusión la reconstrucción de los hechos sobre los que se basó el CPI para emitir su mandato.
La discusión en el Parlamento se produjo después de que Meloni, que no se presentó este miércoles en el hemiciclo, fuera salpicada la semana pasada por una investigación actualmente en curso de la Fiscalía por encubrimiento y malversación en la gestión de la repatriación del fugitivo libio. Unas acusaciones que también pesan sobre Nordio, Piantedosi, y el subsecretario de la presidencia, Alfredo Mantovano, autoridad delegada para los servicios secretos; todos ellos, parte de la cadena de mando que permitió que al Masri no solo fuera excarcelado, sino también transportado en un avión oficial italiano hasta Libia.
Acuerdos replicados
El asunto es particularmente sensible para Meloni, que ha hecho de la lucha contra el tráfico de personas una de sus principales banderas para hostigar a las oenegés que rescatan migrantes en el mar. En verdad, diversos Gobiernos italianos, incluido el de Meloni, han firmado controvertidos acuerdos con Libia, en la última década y a menudo con el visto bueno de la Unión Europea, para frenar las salidas de migrantes desde las costas del país norteafricanos. Y la ultraderechista posteriormente replicó estos pactos también con Túnez.
La incógnita es si la tormenta política le pasará factura a largo plazo a la italiana, cuyo partido Hermanos de Italia ha registrado un leve descenso en los sondeos difundidos en los últimos días. Algo que de momento parece estar premiando exclusivamente a los populistas del Movimiento 5 Estrellas que, según una encuentra de SWG, crecieron un 0,4% en el mismo plazo de tiempo.