31 julio, 2025

El municipio español que fue devastado por un tsunami con más de 1.000 muertos

Tras el gran terremoto que ha tenido lugar en Rusia de 8,8 grados este miércoles a las 1,25 horas de la madrugada española, es recurrente recordar los grandes seísmos ocurridos en España o países circundantes a lo largo de la historia. El primero y único realmente masivo fue el de Lisboa en 1.755 que, aparte de golpear a Portugal, arrasó varios enclaves en la península y, en concreto, en Andalucía.

Aunque suelen utilizarse como términos sinónimos, maremoto y tsunami no significan exactamente lo mismo, sino que el segundo es una consecuencia del primero: una ola de grandes dimensiones generada en el mar que causa devastación al llegar a la costa.

El Diccionario de la Lengua Española define el maremoto como “la agitación de las aguas del mar a consecuencia de una sacudida del fondo que, a veces, se propaga hasta las costas y da lugar a inundaciones”, mientras que tsunami es “una ola gigantesca producida por un maremoto o una erupción volcánica en el fondo del mar”.

Cómo llega un tsunami

Existen, además, otras posibles causas para un tsunami: desde la caída de un gran meteorito a los efectos de pruebas nucleares submarinas, aunque en este último caso siempre ha habido desmentidos oficiales de los gobiernos supuestamente implicados en incidentes concretos.

Tsunami es una palabra de origen japonés que significa literalmente “ola de puerto” y, por ser propia de una jerga técnica, se escribe igual en todas las lenguas que utilizan el alfabeto latino, según explica la Fundación del Español Urgente -FundéuRAE-, aunque recomienda escribir su versión simplificada: sunami, sin la t.

Una población andaluza devastada por el terremoto de Lisboa

En el caso de España, los diferentes terremotos submarinos, con deslizamientos de tierras y posibles tsunamis certificados al menos desde el siglo XVI han sido limitados, afectando a puntos del sur de la península, Baleares y Canarias, con olas que en el peor de los casos no llegaron a la altura de 2 metros, según los datos del Instituto Geográfico Nacional.

En Menorca existe el concepto de “rissaga”, un tipo de meteotsunami -es decir, de origen meteorológico, no sísmico- que provoca oscilaciones marinas rápidas, con cambios en el nivel del mar de varios metros que pueden causar daños personales o materiales de importancia.

La excepción a la regla fue el gran terremoto de Lisboa de 1755, que fue sucedido por un tsunami y un incendio que devastaron la capital y otros territorios de Portugal pero también afectaron a localidades españolas, la más dañada de las cuales fue Ayamonte (Huelva), donde se calcula que perecieron más de un millar de personas.

Recomendaciones ante un tsunami: lo que no hay que hacer

La Red Sísmica Nacional contempla la evacuación ante este fenómeno más allá del momento en el que se produce la alerta oficial: las dos señales más claras son sentir un terremoto fuerte o prolongado cerca de la playa y observar una retirada “rápida y evidente del mar” porque el agua volverá “bruscamente, cuando oiga un rugido similar al de un tren”.

Las recomendaciones incluyen dirigirse cuanto antes tierra adentro y lo más elevada posible, alejándose de ríos y estuarios porque el mar puede adentrarse por ellos: si pese a todo el agua alcanza a la persona, debe agarrarse a algo que flote debido a la fuerza del agua y al hecho de que arrastra todo tipo de escombros.

Y si se encuentra a bordo de una embarcación, la recomendación no es navegar hacia la costa sino, al contrario, mar adentro, hasta que la profundidad sea superior a cien metros: allí el fenómeno quedará en su mayor parte diluido bajo la superficie.

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