Los tacos, una de las comidas más emblemáticas de la gastronomía mexicana, han conquistado paladares alrededor del mundo. Pero, ¿cuál es el origen de esta delicia que combina sencillez, sabor y tradición?.
Según los historiadores culinarios, los tacos tienen raíces profundas en la historia prehispánica de México. Antes de la llegada de los españoles, las culturas indígenas, como los mexicas y los mayas, ya consumían alimentos envueltos en tortillas de maíz, que servían como un tipo de «sándwich» portátil para facilitar la alimentación durante sus actividades diarias o en campañas militares.
El término «taco» tiene varias teorías sobre su origen. Una de las más aceptadas proviene del siglo XIX y refiere a los mineros y campesinos que, al extraer minerales o cosechar, envolvían pequeños trozos de carne o ingredientes en tortillas, formando así un «trozo» o «pedazo» de comida, conocido como «taco». Otra hipótesis sostiene que la palabra podría derivar del náhuatl «taco» que significa «medio» o «trozo», en referencia a la forma en que se sirven estos alimentos.
Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se introdujeron nuevos ingredientes como el cerdo, el queso y las especias, que fueron incorporados a las preparaciones tradicionales, enriqueciendo aún más la variedad de los tacos. La evolución de esta comida también estuvo estrechamente ligada a las ferias, mercados y puestos callejeros, donde los vendedores comenzaron a ofrecer diferentes tipos y estilos de tacos, adaptándose a los gustos regionales.
Hoy en día, los tacos son un símbolo de identidad nacional y patrimonio cultural en México. Desde los tacos al pastor, con su carne marinada y piña, hasta los tacos de pescado en la costa, su variedad refleja la diversidad del país. Además, su sencillez y versatilidad han permitido que este platillo trascienda fronteras, convirtiéndose en un ícono mundial de la gastronomía mexicana.