El domingo, en plena Fiesta del Salame Casero en Oncativo, un vecino oriundo de Oliva dejó su Volkswagen Taos estacionado frente a un garaje señalizado. Al regresar, se encontró con una escena insólita: el capó, las puertas y el parabrisas habían sido pintados con aerosol negro.
Según informó Radio Regional Las Varillas, el vehículo ya había sido vendido y debía entregarse al nuevo propietario el viernes siguiente. Tras el incidente, fue trasladado a un taller especializado, donde se presupuestó la reparación en 4,2 millones de pesos, incluyendo repintado completo, pulido de cristales y reemplazo de piezas afectadas.
El hecho desató debate en redes sociales. Algunos usuarios celebraron la creatividad de la protesta como un “mensaje ejemplificador”, mientras otros cuestionaron el método por el nivel de daño ocasionado.
Más allá de las opiniones divididas, el episodio dejó una factura millonaria y un recordatorio contundente: en Oncativo, estacionar mal puede salir muy caro.