El US Open alcanza este año la edición número 125 y para celebrarlo regresa por décima vez al Oakmont Country Club, en Pennsylvania, un campo que invita poco a la fiesta. Perdona muy poco y provoca muchos resoplidos de frustración. Es un escenario de ondulaciones, bunkers tramposos, un ‘rough’ espeso y unos ‘greens’ extremadamente rápidos. Conviene ser quirúrgico durante cuatro días para alzar el tercer ‘major’ del calendario.
Ahí se planta Jon Rahm, con el ánimo al alza después de un último mes con buenas sensaciones. En ocho torneos del LIV Golf de este año, ha conseguido ocho top 10. Una estadística indicativa pero no muy fiable. Rahm no se engaña, pues es consciente de que compiten poco más de 50 golfistas en cualquier evento del circuito saudí. Pero el tacto ha sido óptimo y eso le da esperanzas de cara al US Open. Esperanzas matizadas por la dureza del campo. Es consciente que en el Oakmont Country toca picar mucha piedra y llegar al par es una buena tarjeta.
“Todo el mundo sabe cómo es un torneo aquí”, dijo esta semana. “Va a ser todo un desafío. Van a ocurrir muchas cosas desafortunadas. Hay calles difíciles de alcanzar, malas posiciones, bunkers difíciles, greens difíciles. Va a ser una buena prueba, una prueba complicada. Creo que es una de las representaciones más fieles de lo que es un Abierto de Estados Unidos”. Un ‘major’ que nunca pone las cosas fáciles, donde sea que se dispute, porque es rotatorio. No hay sede fija.
Paso a paso
En el último ‘major’, el de la PGA Championship, Rahm se mantuvo en la pelea hasta el domingo. Luego en la segunda vuelta se desfondó. Pero ahí estuvo, en la brecha hasta casi el final. Experiencia alentadora. Se insta a sí mismo a evitar errores. “Han habido semanas en las que he tenido un rendimiento realmente bueno en campos difíciles. En mi caso, se trata simplemente de aceptar lo que vaya sucediendo y hacer lo necesario para pegar el mejor golpe la siguiente vez”. Paso a paso, partido a partido. Josele Ballester, que estrena su condición de profesional, será el otro español participante en Pennsylvania.
El ganador del PGA fue el estadounidense Scottie Scheffler, número uno del mundo, que llega al US Open como un tiro. Tras el ‘major’ en cuestión, el tercero de su carrera, venció en el Memorial Tournament en Ohio. Antes se impuso también en el CJ Cup Byron Nelson. Tres torneos suma este año. Vive en un estado de inspiración, así que todos los especialistas le cuelgan el cartelito de favorito.
El de Texas no lo ve tan claro, como es lógico, y las dificultades del trazado no invitan a las certezas. Ni siquiera ante un jugador tan sólido como Scheffler. “Cuando llegas aquí hay que sacar la bola del rough con mucha fuerza. Debes ser extremadamente preciso como en Augusta National, pero todavía un poco más… Este es probablemente el campo de golf más difícil en el que jugaremos. Es un examen diferente al del Masters, aunque ambas son pruebas fantásticas”, ha señalado.
En la lista de aspirantes también están Bryson DeChambeau, doble ganador de este torneo y vigente campeón, o el norirlandés Rory McIlroy, quien fue campeón en abril en el Masters de Augusta. El vencedor se embolsará 4,3 millones de dólares (unos 3,75 millones de euros).
Horarios del US Open
Jueves y viernes: De 14.00 a 02.00 horas
Sábado: De 18.00 a 02.00 horas.
Domingo: De 17.00 a 01.00 horas.
El US Open puede seguirse por Movistar+.