La 30ª audiencia por el juicio del Neonatal se vivió ayer con tensión por los testigos y peritos que declararon en la Cámara Séptima del Crimen, de Tribunales II de la ciudad de Córdoba, en la que se investigan las muertes de cinco bebés y las descompensaciones de otros ocho en el primer semestre de 2022.
Uno de los momentos más relevantes de la jornada fue la presentación del informe pericial del celular de Brenda Agüero, la enfermera imputada por el homicidio de los bebés. En la sala se exhibieron fotos que tenía Agüero en su teléfono, algunas obtenidas con el propio aparato, otras de archivos PDF y otras más de la carpeta WhatsApp, sobre las que no se pudo establecer si eran recibidas o enviadas por la acusada.
El abogado defensor de Agüero, Gustavo Nievas, cuestionó la pertinencia de las fotos, pero el tribunal no hizo lugar ya que forman parte del peritaje interdisciplinario. Lo que no permitieron fue contrastar algunas imágenes con otras de la prueba, para determinar por ejemplo si una de las fotografías coincidía con la de alguno de los 13 bebés.
Entre las imágenes exhibidas había fotos de bebés incubados, canalizados (descargadas de un PDF), de distintas medicaciones (en una aparecía una ampolla de vitamina K). También había fotos personales de la enfermera, una con un perro caniche.
El interés de la sala se detuvo en una imagen en la que se ve la manito de un bebé con tres puntos rojos, aunque no pudo especificar si era una foto propia o recibida.
Consultado respecto a la valoración de las fotos, el fiscal de Cámara, Sergio Ruiz Moreno, dijo: “Hay mucha subjetividad en la interpretación de la prueba. Yo no puedo inferir algo directo de las fotos, pero estas fueron evaluadas por psicólogos y psiquiatras en la ampliación del peritaje interdisciplinario”.
Una de las conclusiones del informe oficial fue que Brenda tenía rasgos psicopáticos y escasa empatía con el dolor de las madres.
Testimonios
A la hora de los testimonios, primero declaró la médica neonatóloga María José Miranda, quien atendió a U.M. La profesional dio detalles del cuadro clínico que presentó la beba, señalando que presentó bradicardia (bajas pulsaciones) y cianosis (color azulado de la piel). La beba ingresó descompensada y lograron reanimarla. Miranda trabajaba como médica de guardia contratada una vez por semana en el hospital.
Al ser consultada por el cuadro de Francisco, que ingresó a la unidad de cuidados intensivos el mismo día y con un cuadro similar, la médica quebró en llanto y afirmó: “Se lo trató con medicamentos y no respondió”. Y dijo que no había explicación médica para esas descompensaciones.
También dijo que atendió a una beba que tenía una lesión en la espalda, que se entendió que podía ser P.M., nacida el 6 de junio.
Además, indicó que habló con su jefe de guardia, Sergio Lynch, quien les habría ofrecido a los padres del bebé Francisco (Vanesa Cáceres, la mamá y Raúl Calderón, el papá) realizar una autopsia.
Luego, declaró el propio Lynch, quien coordinó la guardia del 18 de marzo. Su testimonio generó controversia porque dijo que no se acordaba del caso de U.M. Y con respecto al caso de Francisco, planteó una postura diferente a la de la familia del bebé, respecto del ofrecimiento de realizarle una autopsia al cuerpo.
Lynch dijo que les ofreció a los papás hacer una autopsia clínica –procedimiento que requiere el consentimiento de la familia– en dos oportunidades, y que no accedieron. Dadas las diferencias sobre el contenido de esa conversación, la querella de Vanesa Cáceres pidió un careo con el médico.
Allí, la mamá recordó que el médico le dijo que la autopsia tardaría siete días y que probablemente no surgiría de allí la explicación de su muerte, lo que fue interpretado como un desaliento a realizar el procedimiento sobre el cuerpo del bebé.
Lynch negó haberse referido a los siete días y de haber hecho otras de expresiones vinculadas a ese tema. Y dijo que una autopsia clínica tarda alrededor de 48 horas.
Vanesa le reprochó entonces al médico: “A mí no se me muere un hijo todos los días, así que recuerdo bien las expresiones y están de testigos mi marido y mi madre. La primera autopsia me la ofrecieron cuando aún mi hijo estaba vivo, mientras yo les pedía por favor que lo salvaran”.