Los océanos se están volviendo cada vez más ácidos. Este proceso, derivado del cambio climático y de la acumulación de CO2 en la atmósfera, está poniendo en peligro la estabilidad de los ecosistemas marinos y, por extensión, la salud del planeta en su conjunto.
Un nuevo estudio científico advierte que la acidificación de los océanos podría haber sobrepasado el denominado ‘límite planetario’ desde hace al menos cinco años. El análisis, publicado en la revista Global Change Biology por un equipo internacional de investigadores, se basa en una amplia recopilación de datos históricos y contemporáneos.
Utilizando mediciones físicas y químicas obtenidas de núcleos de hielo, combinadas con modelos informáticos y revisiones de estudios previos sobre la vida marina, los autores elaboraron una evaluación global sobre el estado actual de la acidificación oceánica. Y no es bueno.
Desde la Revolución Industrial, la cantidad de CO2 liberado por las actividades humanas ha aumentado significativamente, y los océanos han absorbido una parte importante de ese exceso.
El problema, señalan los investigadores, es que cuando el CO2 se disuelve en el agua, reacciona con las moléculas de H2O formando ácido carbónico, lo cual reduce la cantidad de iones de carbonato disponibles. Estos iones son esenciales para que muchos organismos marinos, como corales y moluscos, formen sus estructuras calcáreas.
La acidificación de los océanos pone en peligro el futuro de las ostras. / EFE / Caroline Blumberg
La consecuencia directa de este proceso es la debilitación de los ecosistemas marinos: arrecifes de coral degradados, hábitats colapsados y dificultades para la supervivencia de peces y otras especies son algunos de los efectos observados.
A largo plazo, estos cambios alterarían de forma irreversible las cadenas tróficas marinas y afectar la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen de estos recursos.
¿Qué son los ‘límites planetarios’?
El concepto de ‘límites planetarios’ fue propuesto en 2009 por un grupo de científicos liderado por Johan Rockström y Will Steffen como una forma de definir los umbrales ecológicos que no deben cruzarse si se quiere mantener la estabilidad del sistema terrestre.
Se identificaron nueve límites, entre ellos el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la acidificación de los océanos. Cruzar uno de estos límites implica aumentar el riesgo de cambios abruptos y potencialmente irreversibles en los procesos que sostienen la vida en la Tierra.
Según el nuevo estudio, el umbral correspondiente a la acidificación oceánica se considera sobrepasado cuando la cantidad de carbonato de calcio disponible en el agua de mar se reduce en un 20% con respecto a los niveles previos a la Revolución Industrial.
A partir del análisis de los datos recopilados, los investigadores concluyeron que aproximadamente el 40% de las aguas superficiales y el 60% de las aguas subterráneas de los océanos del mundo ya han cruzado ese umbral. Además, estos cambios no son recientes: “Los cruces comenzaron hace al menos cinco años”, advierten los autores.
Pese a lo alarmante del hallazgo, los científicos hacen una aclaración importante: superar un límite planetario no equivale a alcanzar un punto de no retorno. Todavía es posible revertir parte del daño, siempre que se tomen medidas urgentes para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Estudio en la costa de Telde (Gran Canaria), del incremento de la acidificación de los océanos como consecuencia de la absorción de CO2. / EFE / Carsten Rehder / Plocan
La aplicación de políticas globales más estrictas, el fomento de fuentes de energía renovable y la restauración de ecosistemas marinos son algunas de las estrategias que pueden contribuir a frenar el proceso de acidificación, indican.
Los efectos observados en la fauna marina por la acidificación de los océanos ya son palpables. La reducción de los niveles de carbonato en el océano afecta especialmente a especies que dependen del carbonato cálcico para formar conchas y esqueletos.
Gran incertidumbre ecologica
Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más vulnerables. Su deterioro tiene un efecto en cascada sobre el resto del ecosistema, dado que estos arrecifes ofrecen hábitat y protección a numerosas especies. Además, actúan como barreras naturales contra tormentas y marejadas, protegiendo a comunidades costeras.
Los autores advierten que estos procesos están ocurriendo de forma silenciosa pero acelerada, y que la falta de acciones contundentes podría llevar a consecuencias ecológicas y socioeconómicas de gran escala. Porque este fenómeno no solo amenaza la biodiversidad, también puede afectar negativamente a industrias pesqueras que dependen de la salud de estas poblaciones.
Con este nuevo hallazgo, serían ya siete los ‘límites planetarios’ superados, de los nueve identificados por la comunidad científica. Además de la acidificación de los océanos, se estima que ya se han cruzado los umbrales relacionados con el cambio climático, la integridad de la biosfera, los ciclos biogeoquímicos del nitrógeno y fósforo, el uso del suelo, la contaminación química y la sobrecarga de aerosoles en la atmósfera.
Blanqueamiento de corales en la gran barrera de coral australiana. / EFE / WWF
El cruce de estos límites, en todo caso, no debe interpretarse como una sentencia definitiva, pero sí como un claro indicativo de que la actividad humana está empujando al planeta hacia “escenarios de gran incertidumbre ecológica”. Tal como concluyen los autores del informe, revertir estas tendencias requerirá no solo compromisos políticos globales, sino también “una transformación profunda en los modelos de producción y consumo actuales”.
Los autores señalan que es necesario continuar el monitoreo de los niveles de acidificación en diferentes regiones del planeta, así como evaluar los impactos concretos en especies específicas y comunidades marinas. Proponen que estos estudios futuros incluyan también proyecciones a largo plazo para anticipar los efectos de distintas políticas ambientales.