16 abril, 2025

La contracrónica del Dortmund-Barça: la derrota más inofensiva

Necesitó el Barça los cuatro goles de la ida para sentirse a salvo en un escenario intimidante, del mismo modo que el Dortmund se veía demasiado lejos de un milagro, que en el fútbol se preparan y se fabrican, antes de que la magia intervenga en el momento culminante.

El punto de inflexión de la derrota que cerró la racha ha llegado. En el mejor momento. En el más inofensivo. Sin efectos ni consecuencias, con la relevancia mínima, apenas, de despojar al equipo de la autocomplacencia que pudiera albergar, de lo guapo que pudiera verse por los elogios recibidos, de la seguridad que hubiera anidado en el grupo por la extraordinaria cadena de resultados del año.

Jugada de ataque del Borussia en la primera mitad. / Valentí Enrich / SPO

Los 50 de Flick

Acabó el Barça imbatible después de 24 partidos sin perder, con 20 victorias y 4 empates, derrotado claramente en Dortmund, pero con los dos pies en la semifinal de la Champions que no pisaba desde 2019. Un disgusto tolerable en el partido número 50 de Hansi Flick. La séptima derrota.

“Llegar a las semifinales es genial para nosotros”, subrayó el técnico, que pensaba sentarse a ver el Inter-Bayern con la curiosidad y el interés de ver al próximo rival. Flick resaltó “el gran equipo” que es el Dortmund y que al Barça no le resultó “fácil” resistir al ambiente del estadio. Pau Cubarsí, por el contrario, notó que el equipo “le faltó concentración en el inicio”, por la relajación que había cundido por el 4-0 que se podía administrar de la ida.

Pedri controla el balón. / Valentí Enrich / SPO

“Contentos, estamos contentos, porque llevamos mucho tiempo sin jugar las semifinales y porque este club y este equipo se lo merecen”, dijo Ronald Araujo, con la respiración entrecortada al final del encuentro. Aliviado por no haber sufrido un trauma como el de la pasada campaña ante el Paris Saint Germain, en los cuartos, y en casa.

Ningún rival les había hecho sufrir tanto ni les había forzado a reconocerse como un equipo vulnerable. Es lo que sucede cuando el Barça no se expresa con el balón. No es que el Dortmund se lo quitara, es que pareció no quererlo. Le faltaba el mago. El guía. Su ausencia se agigantó por la falta de pericia de los demás, la falta de valentía por pedir la pelota entre el humo del ambiente, el griterío del campo y el aliento del rival.

La identidad del Barça

La experiencia de Dortmund confirmó que Pedri es el elemento imprescindible del equipo. Más por lo que transmite que por lo que hace: la generosidad en ofrecerse al compañero apurado, la serenidad con la que maneja la bola, la flema bajo presión. Es la identidad del Barça.

Fue suplente Pedri, sentado por Flick para que descansara, y durante una hora el Barça naufragó, agobiado, en las oleadas voluntariosas del Dortmund, poco atinadas, brutas. Entró Pedri y brotó la primavera. Todo empezó a fluir. Hasta Bensebaini se distrajo y marcó en su portería al ver al canario calentar por la banda, presagiando que el sueño estaba terminando.

Lewandowski, rodeado de defensas del Borussia. / Valentí Enrich / SPO

El quinto autogol que beneficiaba al Barça esta temporada. No fue tan crucial como el de Jorge Sáenz del pasado sábado que brindó el triunfo en Leganés, pero ayudó en atenuar la agonía final que rebrotó con el 3-1. Era el triplete de Serhou Guirassy, el nueve del Dortmund, la camiseta que fue de Lewandowski, pitado toda la noche. El futbolista guineano se colocó al frente de la lista de goleadores de la Champions el día que se despidió.  

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