1 diciembre, 2025

La ofensiva pirata dispara el riesgo en el principal caladero de los atuneros

-MSCIO ha recibido un informe de un incidente a 332 millas náuticas al este de Mogadiscio, Somalia. El capitán informó de un intento de abordaje no autorizado a su buque:

“Se recomienda a los buques que deban transitar por la zona extremar la precaución”.

3 de noviembre de 2025.

-MSCIO ha recibido un informe de un incidente a aproximadamente 711 millas al este de Mogadiscio. Un buque de tránsito marítimo informó estar siendo atacado por una lancha y, por el momento, los atacantes han abordado el buque:

“Se requiere que los buques eviten la zona y mantengan una vigilancia constante”.

6 de noviembre de 2025.

Entre estas dos alertas del Centro de Seguridad Marítima del Océano Índico (MSCIO, por sus siglas en inglés) apenas han pasado unos días. Ambas comunicaciones responden a dos agresiones registradas en aguas de África oriental a comienzos de este mes, en el que la piratería ha disparado el riesgo en el principal caladero de la flota atunera española hasta el punto de que algunos barcos —como ha sucedido con el Intertuna Tres, de la vasca Albacora— se han visto obligados a defenderse con sus propios medios. O como ha ocurrido con el mercante Hellas Aphrodite, de bandera de Malta y armadores griegos, que ha necesitado la intervención de la Operación Atalanta —la fuerza naval conjunta europea que opera contra la piratería— para poner fin al secuestro al que se vio sometido por parte de un grupo de acción pirata somalí (Somali Pirate Action Group, PAG). Un altercado que resolvió la fragata Victoria y afortunadamente concluyó con su tripulación en perfecto estado, igual que en el caso del pesquero de Bermeo, que ya faena “con total normalidad”. A estos incidentes se suma el “comportamiento inusual” de varias dhows —un tipo de embarcación de vela de origen árabe— que también ha llamado la atención de las autoridades, que continúan “monitorizando de cerca” la situación.

Protección: un tema capital

La protección es un tema capital en esta región, que desde hace décadas acoge la actividad de los buques de numerosas compañías del país, entre ellas Inpesca, Echebastar, Atunsa o Pevasa, las cuatro natales de Euskadi pero con una fortísima presencia gallega en los puestos de mando de sus naves, con personal arraigado especialmente a Baiona y Cangas do Morrazo. Todas ellas cuentan con escolta privada, y una búsqueda rápida en Google basta para darse cuenta de la gran cantidad de empresas que ofrecen estos servicios de vigilancia, como así los proporcionan las británicas Ambrey o MAST Security, Diaplous (Chipre), Ocean Marine Solutions (Nigeria), Neptune P2P Group (Dubai) e incluso la española Trablisa, proveedoras de personal armado para blindarse ante cualquier ataque

Personal de seguridad privada de un barco vigila a través de sus prismáticos el mar. / Ocean Marine Solutions

Armas, informes de inteligencia y buzos para combatir los abordajes a pesqueros

El catálogo de servicios de las firmas especializadas en disuadir y resguardar a la flota del atún ante la ofensiva de la piratería que se está sintiendo en estos momentos es de lo más variopinto. Las compañías disponen de personal y armas que cuentan con todas las certificaciones precisas “conforme a las leyes internacionales”, resalta una de ellas a través de su web.

Otra asegura tener un departamento de inteligencia que elabora informes para hacer «un seguimiento constante y exhaustivo de la actividad pirata». Una tercera empresa destaca que también proporciona “buzos de seguridad” y promueve “la capacitación en seguridad y concienciación antipiratería para las tripulaciones de la flota”.

“Todos los equipos cuentan con el apoyo de nuestros centros de operaciones 24 horas”, señala por su parte una cuarta.

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