Nos ponemos en ruta para recorrer España, de norte a sur y de este a oeste, visitando algunos de los faros más emblemáticos de la Península. Una escapada llena de historia, leyendas, paisajes que cortan la respiración y los alojamientos más elegantes y acogedores pensados para relajarse, dejarse mimar y soñar despiertos.
Los centinelas del mar: 4 rutas por faros legendarios
Nos ponemos en ruta para recorrer España, de norte a sur y de este a oeste, visitando algunos de los faros más emblemáticos de la Península. Una escapada llena de historia, leyendas, paisajes que cortan la respiración y los alojamientos más elegantes y acogedores pensados para relajarse, dejarse mimar y soñar despiertos.
Protegen a navegantes, divisan la eternidad del horizonte y vigilan sin pausa cada amanecer y atardecer. Los faros son mucho más que simples guías marítimas. Su leyenda se ha forjado junto a acantilados y arrecifes. Entre la ira de tempestades y la calma de un manso océano. Un perpetuo velador de barcos desde que en el siglo III a C. se construyera el primero de la historia, el Faro de Alejandría. Una de las siete maravillas del mundo que, según la historia, enviaba luz a 50 kilómetros de distancia. Desde aquel primer coloso, muchos se han levantado después para deleite de los apasionados del mar, de la historia y de los viajeros ávidos de bellos paisajes.
Hoy, en España, existen 191 faros con valor patrimonial, muchos de ellos en lugares remotos y de ubicación privilegiada, en lo alto de acantilados, en cabos o penínsulas, desde donde dibujan impresionantes vistas al mar. Cada uno cuenta su historia, su leyenda, su gesta o su tragedia. Son testigos de naufragios inevitables, de vidas solitarias de torreros, de fenómenos naturales insólitos y, por supuesto, y ahí radica su esencia y su misión, son artífices de la llegada de barcos a puerto, con adversidades o sin ellas. Pero siendo, al fin y al cabo, protectores de vidas en el mar.
En esta ruta queremos que conozcas algunos de los faros más bonitos o emblemáticos para que puedas disfrutarlos en tu próxima escapada. Envueltos de la magia de paisajes espectaculares, son perfectos para desconectar, rendirse a la calma y escuchar el sonido de la naturaleza en vivo.
Estos son nuestros favoritos y los mejores alojamientos para una experiencia completamente relajante y legendaria.
Galicia y el último atardecer de Europa
Si hay un lugar sembrado de faros míticos ese es Galicia. Más de 40 incluidos en sus 200 kilómetros de litoral. Por sus costas pasa una de las rutas de tráfico marítimo más importantes. Allí confluye la historia y la leyenda. El mito y la fantasía. El vigor de un mar bravo y de fuertes corrientes que han llevado a pique durante siglos a todo un ejército de barcos. Hacia un naufragio inevitable desde tiempos inmemoriales. Así lo atestigua el faro en uso más antiguo del mundo, la Torre de Hércules, Patrimonio de la Humanidad. Una atalaya de finales del siglo I d. C., levantada por el arquitecto Gaio Sevio Lupo sobre el antiguo poblado celta de Brigantia, para acompañar a los barcos que navegaban bordeando los confines del imperio romano. Aunque, según cuenta la leyenda, Hércules venció al gigante Gerión en este lugar y por eso construyó la torre sobre su tumba.
Otro faro mítico en Galicia ese es el del Cabo Fisterra, levantado en 1879 en el lugar donde los romanos consideraron, erróneamente como se vio después, que era el punto más occidental de Europa. Hasta allí llegan muchos peregrinos desde Santiago de Compostela para completar aquí el Camino. Y ha sido el lugar en el que tradicionalmente los viajeros quemaban sus pertenencias para purificarse y dejar atrás sus cargas. Sin embargo y a pesar de la fama, hay otro faro, a 30 kilómetros, muy especial, el de Touriñán (en la imagen), que merece también una visita porque presume de tener el último atardecer de Europa. Este sí.
Ubicado en una península que se adentra un kilómetro en el mar, es durante dos meses al año (entre el 18 de agosto y el 19 de septiembre, y entre el 24 de marzo y el 14 de abril), cuando tiene ese honor de despedir allí el sol europeo. Un privilegio que, como reza una placa allí ubicada, comparte con Noruega y Portugal, debido a la variación de la inclinación del eje de rotación de la tierra. El faro Touriñán, fundado en 1898 (su viejo edificio), es un rincón de paz, levantado a 60 metros de altura, que proyecta su halo de luz a 37 kilómetros. Te recomendamos sentarse en su césped delantero a contemplar el Atlántico y coger el sendero lateral que invita a una ruta circular muy agradable.
Dónde dormir
A apenas 13 kilómetros, junto a la playa de Lourido, tienes la oportunidad de seguir conservando esa calma y serenidad que has recogido en el faro. El moderno Parador de Costa da Morte tiene la culpa. Un edificio aterrazado y abierto al paisaje, con unas vistas increíbles del océano, que concentra, como las buenas esencias, el alma, en este caso, de Galicia. El eco de los naufragios y las leyendas y esa húmeda y ancestral atmósfera está latente en los espacios del Parador. Su decoración se basa en materiales orgánicos como la madera o la piedra. Cabos, bahías y los propios faros dan nombre a las habitaciones. Además, el alojamiento exhibe una serie de esculturas, pinturas y fotografías vinculadas a la tradición de este lírico rincón de acantilados esculpidos por la fuerza de las olas.
- Más información
Un mirador al Mediterráneo almeriense
A 18 metros del suelo se levanta el Faro del Cabo de Gata (en la imagen). Fue erigido en 1861 donde se emplazaba el patio del antiguo castillo de San Francisco (del siglo XVIII y hoy prácticamente desaparecido). El sitio tiene su magia. Su encanto. Y su historia. La colina donde su ubicó, el Promontorio de las Ágatas, según los romanos (por la enorme presencia de este tipo de piedras semipreciosas), fue asediada por piratas berberiscos durante años y testigo de importantes naufragios. El mar se siente. Y el horizonte parece que te envuelve. La panorámica desde aquí a la enorme Playa de las Salinas es impresionante. Y por eso y a pesar de que sigue en activo, se concibe como epicentro de visitantes, que incluyen este enclave en sus imprescindibles del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. No es para menos. Declarado Bien de Interés Cultural, reposa junto al Arrecife de las Sirenas, una antigua chimenea volcánica, habitada hoy por una colonia de focas monje. Así que si tienes previsto escaparte a esta zona del sureste español, esta es una de las visitas clave. También las calas recónditas, los pueblos costeros y otro faro emblemático, el de Mesa Roldán. El más alto habitado sobre el nivel del mar, que atesora una exposición permanente y una vista increíble a la costa de Carboneras, además de una histórica torre, construida en tiempos de Carlos III.
Dónde dormir
El litoral almeriense es un dechado de virtudes y sorpresas. Presume de los mejores fondos marinos del Mediterráneo y de pueblos blancos, como Níjar o Mojácar, que puede convertirse en tu campamento base, en tu “isla de reposo”. Allí, además de un bonito y pintoresco pueblo de callejuelas estrechas y casas encaladas, encuentras el Parador de Mojácar para relajarte entre ruta y ruta. Un alojamiento a pie de playa, con piscina abierta hasta finales de octubre, y vistas al mar desde las habitaciones, que será tu idílico retiro para reponer fuerzas, descansar y probar las delicias marineras o de la tierra.
- Más información
El vigía del Delta del Ebro
Las historias de fantasmas llegan a los faros como el de El Fangar (en la imagen), en Tarragona. Según cuenta la leyenda, un antiguo guardián habita en el interior de esta luminosa atalaya y puede sentirse durante las noches de tormenta.
Sea o no cierto, lo que es un hecho es que este lugar impresiona nada más verlo. Aunque para eso es necesario realizar una agradable caminata, porque a la Punta del Fangar, una península desértica al norte de la desembocadura del Ebro, solo es posible acceder a pie. El esfuerzo merecerá la pena porque este paraje, conocido también como la Playa de los Espejismos, destaca por su singularidad en un entorno dominado por espacios naturales verdes y los campos de arroz del Delta del Ebro.
El faro original fue levantado en 1864 y, debido a las inundaciones, dejó de tener farero y empezó a funcionar mediante un sistema automatizado. Tras un incendio durante la Guerra Civil fue restaurado y hoy es posible disfrutar de su estilizada silueta bicolor, destacando entre un mar de dunas, y avistar desde allí unas preciosas vistas al Delta del Ebro y a los pueblos de Camarles, L’Ametlla de Mar y L’Ampolla.
Dónde dormir
A poco más de media hora en coche tienes el alojamiento perfecto para descubrir este faro y toda la riqueza que ofrece el Delta del Ebro. El Parador de Tortosa es un ejemplo de cómo conseguir aunar historia y modernidad para que el visitante se encuentre a gusto, con las comodidades del siglo XXI, pero con el privilegio de sentir el pasado de cerca. Y es que junto al Parador, de nueva planta pero con un aire medieval impreso en sus muros de piedra y en sus arcos góticos y vidrieras, reposa el Castillo de la Zuda, una antigua alcazaba islámica, originaria del siglo X, reconquistada después por los cristianos, que incluye la única necrópolis islámica al aire libre de Cataluña. Son muchas las cosas que ofrece este lugar de descanso: vistas increíbles a la ciudad de Tortosa, atmósfera feudal y cocina regional que luego cuesta olvidar.
- Más información
Los ojos de la Costa del Sol
“Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos. Colgada del imponente monte, apenas detenida en tu vertical caída a las ondas azules, pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas…” Vicente Aleixandre hablaba de Málaga como su ciudad del paraíso. Preciosos versos dedicados a esta capital de la Costa del Sol que desde hace más de 200 años ha ido creciendo a la par que su faro, su emblemática “Farola” (en la imagen) que fue levantada tras la Guerra de la Independencia. Desde entonces, su robusto trazado ha permanecido impasible al paso del tiempo, a inesperados terremotos, a la Guerra Civil (aunque fue apagado por los republicanos, para obstaculizar a la marina enemiga, y pintado de color tierra para pasar inadvertido) y a la vida de multitud de fareros (el último en 1993) que ejercían su oficio en la soledad de su torre. La Farola ha servido de inspiración a Aleixandre y a otros poetas y pintores, como Picasso. Declarado Bien de Interés Cultural, ofrece en pleno puerto uno de los faros más antiguos de España. Aunque no es el único icónico de la provincia.
El de Torrox, por ejemplo, se encuentra en zona arqueológica. Y todo gracias a uno de sus torreros, que utilizó su soledad para excavar en los alrededores y descubrir la villa romana de Clavicum. O el de Calaburras, en Mijas, que además de marítimo tiene el privilegio de ser el primer faro español de tráfico aéreo. Es el único de Málaga habitado por un farero que controla de forma remota y automatizada los seis de la provincia.
Dónde dormir
Para disfrutar de la ruta de linternas marítimas de la Costa del Sol te recomendamos alojarte en el Parador de Málaga Gibralfaro de la capital malacitana. Un emblemático refugio en piedra, en el monte del mismo nombre, que garantiza las mejores vistas de la ciudad, incluyendo el puerto y este faro en su panorámica. El paisaje es visible desde las habitaciones, desde la piscina (abierta todo el año) y desde la galería del restaurante. Para que puedas disfrutar de una buena cena malagueña mientras brindas a la luz de su histórico faro.
- Más información
En colaboración con: