Toca ser claros: Miguel Bosé ya no es lo que era. Y no pasa nada. Aquel canallita que lo petó en los 70 con Linda se ha esfumado. Todo bien. Hace tiempo que el chico que revolucionó España vistiendo una falda nos dejó, dando pasó a un dinosaurio que llena titulares con declaraciones apocalípticas. Pero, bueno, haciendo un esfuerzo por separar la obra del autor, el enésimo intento por rescatar sus himnos sigue funcionándole. No se saltó ni uno. Como para dejar patente que nadie puede sacarle de su particular Olimpo. Anoche, en un Movistar Arena hasta los topes, trató de repetir la actitud desafiante de antaño sin éxito. Un esfuerzo que, por momentos, ojo, resultó hasta grotesco. ¿El público bailó? Sí. Pero lo hubiera hecho igual en una discoteca.
Arrancó la velada con Mirarte, una declaración de intenciones en toda regla: “Tirar pa’lante hasta que el corazón aguante, sin que me importe nada ni nadie”. Una frase que sólo Bosé podría paladear sin que se le corra el rímel. Porque, claro, pocos le ganan a chulito, pero muchos lo hacen a tiernito. Y ahí, como siempre, vaya, pierde por goleada. Fue tal el juego de apariencias que, a la quinta canción, pese a su aparente mejoría vocal, el empacho hizo acto de presencia. Sonó impoluto, lo que planteó dudas sobre el directo: ¿playblack? Mientras hablaba, su garganta se notaba resentida, casi afónica. En cambio, al cantar no. Que cada uno saque sus conclusiones.
Miguel Bosé ha recuperado sus grandes éxitos en su ‘Importante Tour’. / EFE
Que sí, que el jugueteo visual estuvo a la altura. Buena escenografía, buena iluminación. Pero qué menos, ¿no? De Bosé, un ídolo musical, acostumbrado a levantar tantísimos suspiros, no se espera menos. Sobre todo, ojo, cuando su voz ha perdido su esplendor. Una enfermedad se la quebró en 2017 y, desde entonces, ha hecho lo posible por r su recobrar su vitalidad. Aún así, hay que reconocer su empeño por seguir adelante. Revisitó El hijo del capitán Trueno, Nena, Sevilla, Hacer por hacer, Nada particular… desatando la euforia con cada verso. Impostadísimo, desmenuzó un cancionero que le ha reportado mieles de por vida. Es su legado, su gran tesoro. Y, claro, como tal, es bien inteligente al sacarle lustre una y otra vez.
Empezó vestido de blanco, incluyendo abrigo, hombreras, chaleco, pantalón, camisa y calcetines. Los micrófonos e instrumentos también. Hasta las luces. Un aura mística que distaba bastante del tufillo comercial que siempre ha rodeado su música. “Madrid es el suelo de mis raíces, mi hogar. Pensé que tal vez no volvería, pero aquí estoy para recuperar el tiempo perdido. Este es un viaje a través de los recuerdos, un patrimonio que hoy os pido prestado”, dijo. Este el segundo concierto en España de Importante Tour, una gira que arrancó en México el pasado febrero. A diferencia de otras ocasiones, esta vez no coincide con el lanzamiento de un nuevo álbum.
Atracón de nostalgia
Se movió por el escenario como si de un lord británico se tratara, con la mirada alta. De izquierda a derecha, incitando a sus fieles. Flanqueado por un coro de tres hombres, bailaron Morena mía, Bambú y Como un lobo. Manita arriba, caderita abajo. Y así durante 23 canciones que, lejos de retumbar lejanas, resultaron súper actuales gracias a Kiss FM y compañía. Los oldies nunca fallan. Pues, aunque resulte imposible renegar de lo evidente, durante décadas, Bosé estuvo en la cima de la vanguardia musical española. Y hoy, 38 años después, es de rigor reconocerlo… pese al rubor que despierta escucharlas. Eso sí, su banda sonó potentísima. Fue lo mejor del concierto, sin duda. Milimétrica y sutil a partes iguales. Con la dosis justa de picardía.
Miguel Bosé ha arrancado el concierto de Madrid con ‘Mirarte’. / EUROPA PRESS
La masa no paró quieta, subiendo y bajando de intensidad. La mayoría se mantuvo en pie durante las dos horas que duró el recital, no hubo sobresaltos. Quizá, porque en un concierto de Bosé todo está mascadito. No faltaron Don diablo y Te amaré, dos clásicos para digerir el atracón de nostalgia. ¿El último? Seguramente no. Llegados a este punto, sólo queda reproducir la fórmula una y otra vez. Que la digestión le sea leve.