Un análisis de más de 146.000 embarazos ha concluido que cada familia tiene su propia “probabilidad” de tener un niño o una niña, y que factores como la edad de la madre en el primer parto y ciertos genes específicos están directamente relacionados con la tendencia a tener descendencia de un solo sexo.
La creencia popular, respaldada por la biología básica, sostiene que el sexo de un bebé es el resultado de un evento aleatorio, similar a lanzar una moneda al aire. La probabilidad parece ser de un 50/50, determinada por si el espermatozoide que fecunda el óvulo lleva un cromosoma X (niña) o Y (niño).
Sin embargo, la existencia de familias con una descendencia exclusivamente masculina o femenina ha llevado a los científicos a preguntarse si realmente se trata de puro azar. Un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances ha explorado esta cuestión, concluyendo que factores maternos, incluyendo la genética y la edad, podrían “inclinar la balanza” hacia un sexo u otro.
Un análisis profundo de miles de familias
Para desentrañar este misterio, un equipo de investigadores analizó los datos de 58.007 mujeres en Estados Unidos, abarcando un total de 146.064 embarazos registrados entre 1956 y 2015. El objetivo era doble: determinar si la distribución del sexo en las familias seguía un modelo estadístico de azar simple (conocido como distribución binomial) e identificar si ciertas características maternas se asociaban con tener hijos de un solo sexo.
El análisis reveló que el sexo de los hijos no se ajustaba a un modelo de “lanzamiento de moneda” perfecto. En cambio, los datos encajaban mucho mejor con un modelo más complejo, la distribución beta-binomial. Este hallazgo sugiere que, aunque en la población general las probabilidades se equilibran, cada familia podría tener su propia probabilidad particular de tener un niño o una niña, como si cada una lanzara una moneda ligeramente “cargada”.
La agrupación por sexos y el comportamiento de los padres
Los resultados mostraron un patrón curioso: mientras que en las familias de dos hijos era más común encontrar la combinación de niño y niña, en las familias con tres o más hijos, la tendencia a tener descendencia de un solo sexo era notablemente más alta de lo que el azar dictaría.
Los investigadores consideraron la posibilidad de que este fenómeno estuviera influido por las decisiones de los padres, un comportamiento que denominaron “colección de cupones”: se refiere a la tendencia de las parejas a dejar de tener hijos una vez que han conseguido tener tanto un niño como una niña.
Para aislar el factor puramente biológico, realizaron un análisis más conservador en el que excluyeron el último nacimiento de cada familia. Al hacerlo, la desviación del azar se hizo aún más evidente, lo que refuerza la idea de que existen factores biológicos subyacentes que promueven la agrupación por sexos.
Referencia
Is sex at birth a biological coin toss? Insights from a longitudinal and GWAS analysis. Siwen Wang et al. Science Advances, 18 Jul 2025, Vol 11, Issue 29. DOI: 10.1126/sciadv.adu7402
Factores maternos: la edad y los genes
El estudio identificó dos factores maternos clave asociados con la probabilidad de tener hijos de un solo sexo.
En primer lugar, la edad de la madre en el primer parto: las mujeres que tuvieron su primer hijo a una edad más avanzada mostraron una mayor probabilidad de tener descendencia de un solo sexo. Por ejemplo, las mujeres que tuvieron su primer hijo con más de 28 años tenían un 13% más de probabilidades de tener hijos de un solo sexo, en comparación con las que lo tuvieron antes de los 23 años.
En segundo lugar, la genética materna: el análisis genético (GWAS) identificó marcadores genéticos específicos en el genoma de la madre asociados con este fenómeno. Se observó un marcador en el gen NSUN6 relacionado significativamente con tener solo hijas, y otro cerca del gen TSHZ1 asociado con tener solo hijos. Es importante destacar que estas asociaciones genéticas solo fueron significativas cuando se excluyó el último nacimiento del análisis, minimizando así la influencia de la planificación familiar.
¿Qué probabilidad hay de que el próximo bebé sea del mismo sexo?
Basándose en su modelo estadístico, los investigadores calcularon cómo cambia la probabilidad del sexo del siguiente hijo cuando ya se tienen varios del mismo sexo. Los resultados son reveladores: después de tener tres niños varones seguidos, la probabilidad de que el cuarto también sea un niño asciende al 61%. De manera similar, tras tener tres niñas, la probabilidad de que la siguiente también sea una niña es del 58%.
Eso significa que, aunque el sexo del bebé sigue siendo en gran medida impredecible, este estudio demuestra que no es un evento puramente aleatorio. Tanto factores biológicos maternos, como la edad y la genética, como las decisiones reproductivas de los padres, parecen contribuir a la composición final de la familia.
Como concluyen los autores con cierta ironía, las familias que ya tienen varios hijos del mismo sexo y buscan la variedad deberían ser conscientes de que “probablemente están lanzando una moneda con dos caras iguales”, científicamente hablando.