Un extraño consenso se ha formado en Argentina durante los últimos días: el ministro de Economía de facto es el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent. No solo es el principal impulsor de la ayuda financiera de 20.000 millones de dólares para sostener a un enclenque Javier Milei. Su obsesión con el país sudamericano se refleja en sistemáticas intervenciones en X que no logran calmar los mercados. Según el locuaz Bessent “los esfuerzos” del presidente argentino “para revertir las décadas de declive de su país, derivadas del izquierdismo radical del peronismo, son cruciales”. Las alabanzas no redundan en resultados positivos. “Argentina ahora tiene la oportunidad de alcanzar la libertad económica, y nuestro acuerdo de estabilización es un puente hacia un futuro económico mejor para Argentina, no un rescate”, dijo este miércoles. Sin embargo, las palabras no han logrado por ahora contener el alza del precio del dólar y torcer los sondeos de opinión que le auguran al Gobierno un resultado electoral adverso. Bessent habla y los mercados lo desobedecen. El portal La Política Online se refirió con ironía al “Vietnam financiero” del hombre que cuando operaba codo con codo con George Soros derrumbó el precio de la libra esterlina en el llamado “miércoles negro” de 1992.
La asistencia de Washington a Buenos Aires ha provocado cortocircuitos a nivel interno en Estados Unidos. Se han quejado los agricultores y ganaderos, los demócratas y hasta los medios de comunicación donde también ha aflorado la chanza. El popular programa Saturday Night Live ha comparado a Milei con Austin Powers, el esperpéntico personaje cinematográfico interpretado por Mike Myers. Además, predijo que funcionarios de Trump “huirán a Argentina”. El magnate republicano no hizo más que fortalecer la tendencia sarcástica de algunos comentaristas cuando, para justificar su condición de bombero del ultraderechista dijo sobre los argentinos: “Están muriendo. ¿De acuerdo? Están muriendo”. Argentina “está luchando por su vida. ¿Entienden lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada, están luchando muy duro para sobrevivir. Si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre… me agrada el presidente… creo que está tratando de hacer lo mejor que puede”. Días atrás, el propio magnate supeditó la ayuda a que su émulo sudamericano se imponga en las urnas el 26 de octubre.
El diagnóstico de Trump no hizo más que empeorar la situación de Milei al punto de que ha sido prácticamente retirado de la campaña electoral. Sobre llovido, mojado. Bessent y sus apariciones virtuales. “No queremos otro Estado fallido en América Latina, y una Argentina fuerte y estable como buen vecino está explícitamente en el interés estratégico de Estados Unidos”.
El precio de la intervención
Los peronistas han lanzado la consigna “patria o Bessent”. El pasado lunes, 36 congresistas demócratas aumentaron la presión sobre el secretario del Tesoro con nuevas exigencias para que suspenda una asistencia controvertida. También le reclamaron “información adicional” sobre los “costes” y “riesgos” del llamado Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF, por sus siglas en inglés) destinado a Argentina. Por último, le hicieron saber sobre las sospechas de que el mismo tiene “fines políticos“.
Carlos Pagni, un columnista del diario La Nación que suele ser muy leído entre políticos y empresarios, desmenuzó las insólitas palabras de Bessent de la semana pasada (“me hago cargo yo del Gobierno argentino”) y las calificó de una “intervención” que tiene una importancia sustancial para la Casa Blanca porque Trump no puede “permitirse un fracaso de alguien tan identificado con él”. Bessent se propone manejar los hilos de un país que, como Estados Unidos, no se puede poner de acuerdo en la aprobación de su presupuesto. De esta manera, el secretario del Tesoro “está metido” en dos crisis y “se la pasa tuiteando sobre el mercado del dólar en Buenos Aires”. Esto sucede, remarca Pagni, “como si no fuera una rareza”. El analista también se permite la filosa ironía. Un país como Argentina que se ha devorado 40 ministros de Economía durante las últimas décadas “ya lo está acorralando al funcionario estadounidense, que vende dólares para comprar pesos“. Milei, recordó, “venía a dolarizar la Argentina y está pesificando a Estados Unidos”.
La opinión de Krugman
Las maniobras de Bessent no pasaron inadvertidas para Paul Krugman. Según el Premio Nobel, Estados Unidos están poniendo dinero en un programa económico que no va a funcionar”. Se trata de “un salvavidas para las apuestas fallidas de los aliados de Bessent”, advirtió en un artículo publicado en su página web, en alusión a los que especularon en el marcado argentino.
A su juicio, los anuncios de Trump “han empeorado la situación”. Krugman calificó de “crass” –burdo– ese sostén porque el país sudamericano carece en rigor de “valor estratégico para EEUU”, representa menos del 0,5% de las exportaciones norteamericanas, y, además, arrastra un historial de corrupción, inestabilidad política, mala gestión fiscal y nueve suspensiones de los pagos de la deuda externa, tres de ellos desde 2001. Al igual que hace 24 años, los gobernantes de entonces se empecinaron en sostener una paridad artificial entre el peso argentino y el dólar. Milei ha destinado sus esfuerzos a sostener un precio bajo de la divisa como herramienta de control de la inflación. “Es un método inútil y demostrado ineficaz, destinado al fracaso, que conduce a la fuga de capitales, el aumento vertiginoso de las tasas de interés y la eventual devaluación de la moneda, poniendo en riesgo el dinero de los contribuyentes estadounidenses”, dijo Krugman. Bessent se ha propuesto no obstante gestionar ese fracaso de manera personal.
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