8 abril, 2025

Sin García-Mansilla, el Gobierno no da señales de impulsar nuevos candidatos

Lo que muchos esperaban -y el Gobierno nacional no quería- sucedió este lunes. Manuel García-Mansilla, quien había asumido su cargo en la Corte Suprema de Justicia el pasado 27 de febrero, presentó el lunes por la mañana su renuncia indeclinable.

En febrero, el jurista de perfil técnico había sido designado “en comisión” como parte del plan del Gobierno libertario para renovar el máximo tribunal. Doctor en Derecho y especialista en Derecho Constitucional, fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral. Su nombramiento había sido celebrado por el oficialismo como un giro hacia la excelencia académica.

Sin embargo, su paso por la Corte fue breve.

Con su salida, el tribunal volvió a quedar integrado por solo tres miembros: Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, la misma situación en la que quedó tras la jubilación del cordobés Juan Carlos Maqueda, en diciembre pasado.

La incógnita ahora es si el Gobierno impulsará nuevos candidatos antes de las elecciones legislativas de octubre. Fuentes de la Casa Rosada dejaron trascender que el tema no es prioritario y que podrían esperar los resultados de los comicios -en los que aspiran a mejorar su representación- para reactivar el proceso de designación en un Senado hoy adverso a los intereses de Milei.

También se especula con una negociación política más amplia, que incluya la eventual ampliación del número de jueces y la incorporación de mujeres.

En ese sentido, la senadora cordobesa Alejandra Vigo presentó un proyecto para que todos los tribunales colegiados federales, incluida la Corte, estén integrados al menos en un 30% por mujeres.

Por lo pronto, García-Mansilla formalizó su renuncia con un extenso escrito, apenas 39 días después de haber jurado en el cargo.

En la carta, dirigida al presidente Javier Milei, remarcó la urgencia de cubrir las vacantes y criticó con dureza la crisis institucional provocada por la falta de integración del tribunal y la inacción política. Ni siquiera la presión de la Casa Rosada, que pretendía que el juez continuara en funciones pese al rechazo del Senado, logró revertir su decisión. García-Mansilla consideró que su situación era insostenible.

Explicó que había aceptado el cargo “en comisión” con la convicción de que la falta de integración de la Corte representaba un “grave problema institucional que requería una solución urgente”. Recordó que al momento de su designación existían dos vacantes -una de ellas sin cubrir desde hacía más de tres años- y cuestionó la “errónea creencia” de que el tribunal puede funcionar normalmente con solo tres jueces. Calificó esa idea como un “espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor”.

Advirtió, además, que el recurso a conjueces no es una solución sostenible, ya que afecta la cantidad, el ritmo y la coherencia técnica de las resoluciones. Según detalló, hay unos 90 mil expedientes pendientes en la Corte, lo que impacta directamente en la vida de los ciudadanos.

Crítica al Senado

Uno de los ejes de su renuncia fue la crítica al accionar del Senado. García-Mansilla lamentó que, pese a haber sido nominado el 20 de marzo de 2024 y a haber atravesado audiencias públicas y un proceso de participación ciudadana, su pliego nunca fue tratado ni votado. Calificó esa omisión como “mera especulación política” y subrayó que no había ningún trámite pendiente.

Denunció, además, una “verdadera indolencia e indiferencia de algunos sectores de la política”, que al sostener la ficción de una Corte funcional con tres miembros, soslayan un problema institucional grave.

Finalmente, defendió la constitucionalidad de su nombramiento “en comisión” con base en el artículo 99, inciso 19, de la Constitución Nacional, y recordó que así lo había argumentado en la audiencia pública del 28 de agosto de 2024 ante la Comisión de Acuerdos del Senado.

“He llegado a la conclusión de que puedo contribuir más al país desde el ámbito académico y la formación de futuras generaciones de juristas que desde un sistema que, en muchos aspectos, está estancado”, escribió, en una despedida con fuertes críticas al funcionamiento de la Justicia.

Rechazos

La salida de García-Mansilla comenzó a definirse el viernes pasado, cuando el Senado consiguió cuórum y rechazó los pliegos del propio juez y del candidato Ariel Lijo.

El resultado fue contundente. El pliego de Lijo recibió 43 votos en contra, 27 a favor y una abstención -la del libertario Juan Carlos Pagotto-, mientras que el de García-Mansilla obtuvo un revés aún mayor: 51 votos negativos, 20 positivos y ninguna abstención.

Entre los senadores cordobeses, Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero (PRO) votaron a favor de García-Mansilla y en contra de Lijo, mientras que Vigo rechazó ambas postulaciones.

El debate no giró en torno a los perfiles de los postulantes, sino al mecanismo de nombramiento por decreto que utilizó Milei. A lo largo de cinco horas, la oposición cuestionó con dureza esa vía y reivindicó la potestad del Senado para prestar acuerdo. Algo que, se espera, suceda ahora.

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