18 febrero, 2025

Siria insta a Rusia a “enmendar errores del pasado” para restablecer relaciones y mantener sus bases

Fue un momento histórico, anunciado sin apenas antelación ni demasiadas declaraciones: la primera reunión —con fotografía incluida del nuevo líder e inquilino del palacio presidencial sirio, Ahmed al Sharaa, antes conocido como Abu Mohammed al Jolani—, este martes, entre los nuevos amos de Damasco y Rusia, la antigua principal aliada del régimen de Bashar al Asad, ahora exiliado en Moscú.

Rusia, ha asegurado el Kremlin durante la madrugada de este miércoles, busca mantener sus dos bases militares en territorio sirio, el puerto naval del Tartús y la base aérea de Hmeimim, en Latakia. “Nada ha cambiado, y la cuestión requiere negociaciones adicionales. Hemos acordado continuar con nuestras consultas de una forma más profunda en todas las áreas de nuestra cooperación”, ha dicho este miércoles a la agencia de noticias rusa ‘Tass’, el viceministro de Exteriores ruso, Mijail Bogdanov, quien encabezó la delegación del Kremlin a Damasco y quien se fotografió, sin muchas sonrisas y por protocolo, con Al Sharaa en la capital siria. 

El cambio es brutal: hace tan solo seis semanas, con Asad aún en el mando, Rusia bombardeaba a discreción posiciones de Hayat Tahrir al Sham (HTS), la milicia comandada por Al Sharaa, a quien Moscú catalogaba —y cataloga aún— como un líder terrorista

Presencia menguada

Rusia, con su aviación, fue clave para la supervivencia de Asad en el poder. Los ataques de cazas y bombarderos rusos contra la población civil siria, incluso la participación y encubrimiento rusos de los varios ataques químicos realizados por Asad durante los 13 años de guerra, han sido ampliamente documentados tanto por organizaciones de Derechos Humanos sirias como por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

Desde la derrota de Asad, así, Rusia ha estado sacando parte de sus activos y personal de las bases del Tartús y Hmeimim, mientras el nuevo Gobierno interino de Damasco ha roto unilateralmente un anterior contrato con Moscú —firmado por Asad— para que fuese una empresa rusa la que manejase el puerto comercial del Tartús. 

Al Sharaa, sin embargo, expresó ya en el pasado su intención de no querer romper del todo las relaciones entre Siria y Rusia, “país del cual proviene la gran mayoría de armamento y tecnología militar” del país árabe. Damasco, ahora, sin embargo, espera empezar una relación muy distinta con Moscú, el patrón, junto con Irán, del antiguo régimen sirio. 

“Los dos lados hemos entrado en discusiones sobre mecanismos de justicia transicional para asegurar que se haga justicia y se depuren responsabilidades con las víctimas de la guerra brutal realizada por el régimen de Asad contra la población civil”, asegura el comunicado publicado por la oficina de Al Sharaa, que añade: 

“En nuestro diálogo hemos resaltado que para restaurar nuestras relaciones, se deben enderezar los errores del pasado; y hemos especificado el papel que debe tener Rusia en recuperar la confianza de los sirios a través de medidas concretas como reparaciones y ayuda en la reconstrucción y recuperación del país”.

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