24 junio, 2025

Un Atlético desquiciado logra una victoria insuficiente para evitar la eliminación

Al Atlético se le puso cuesta arriba este torneo desde el mismo momento en el que se montó en el avión. Nunca ha tenido la tensión competitiva con la que compensar la mayor carga emocional de rivales como Botafogo, que solo tuvo que empujar con un dedo al equipo rojiblanco para mandarlo de vuelta a Madrid. El Mundial de Clubes que empezó en un hotel sitiado por los disturbios de Los Ángeles terminó con el árbitro mexicano César Ramos como antidisturbios que él mismo generó en un 1-0 de Griezmann, en las antípodas de la victoria por tres goles que exigía el duelo.

Los de Simeone fueron el primer europeo en hincar la rodilla y dejar escapar el caché descompensado entre continentes que promete un torneo que están dignificando los equipos brasileños. Al Atlético le queda un profundo periodo de reflexión sobre una temporada que se terminó con el penalti del doble toque de Julián Álvarez. Se pedirán refuerzos, pero el socavón anímico en el que se ha metido el club necesita otro tratamiento.

Penaltis protestados por Simeone

Simeone no había encontrado la manera de que sus jugadores creyesen en este torneo. En el último intento puso a Gallagher en lugar de Koke. Un cambio para darle energía a un equipo que movió sin velocidad el balón en un arranque donde en el que se impuso Botafogo, con la mirada de un apoyo de excepción: Snoop Dogg. La base inicial del partido la puso Savarino, que falló en un mano a mano con Oblak.

Si el Atlético quería tener un mínimo de posibilidades necesitaba tener de su lado a Julián Álvarez, que intentó sacar un penalti que no vio César Ramos. Un colegiado que alteró desde el principio el ánimo de Simeone. Era un duelo de guerrilleros, con el equipo brasileño yendo duro a cada balón y obligando a correr a un rival que iba dos segundos tarde en cada acto de presión. El 4-4-2 ‘colchonero’ se daba de bruces contra el 4-3-3 de un Renato Paiva que aprovechaba la debilidad de los laterales.

Tuvo una oportunidad el conjunto madrileño a ocho minutos para el descanso, con Sorloth tocándola al segundo palo para Julián, que no pudo definir. Pasaban los minutos y terminó llegando el inevitable gol del PSG que obligaba a ganar por tantos goles. Gozó de una ocasión muy clara la ‘Araña’ tras pase de Rodrigo De Paul. Volvió a reclamar el Atlético otra pena máxima antes del descanso que revisó César Ramos tras dar mil vueltas por el campo. Pitó falta de Sorloth en el salto y dejó los deberes pendientes para la segunda mitad. Sin ser una excusa, todas las decisiones controvertidas han sido cruz para los rojiblancos en este torneo.

Griezmann maquilla su honor

El ‘Cholo’ dio entrada a Griezmann en la segunda parte para que demostrase todo lo que no había sido capaz de hacer hasta este partido. La primera jugada tras la reanudación parecía una declaración de intenciones, con cinco jugadores subiendo como una tormenta al ataque. No era fácil. Nada ayudaba. Ni las circunstancias ni el arbitraje ni la precisión del Atlético ayudaron.

Griezmann intentó hacerse valer con una incursión a la hora de juego que sirvió para animar a Llorente a otra acometida por la banda contraria. Pero el Atlético era como una marioneta a la le habían cortado los hilos. Cuando un brazo se levantaba, el contrario se caía. Así era imposible plantear un vuelco tan agresivo como al que obligaba un partido donde Igor Jesus dejó claro que el Botafogo no renunciaba al partido.

Los brasileños, con un mínimo de intencionalidad llegaban fácil ante un Oblak que parecía un policía en su último día de servicio hasta que Griezmann recuperó parte del orgullo perdido con el tanto de una victoria que no valió para nada. Hubo una reacción final. No era más que un grito de auxilio sin respuesta para un Atlético que se va de vacaciones oficialmente, aunque hace tiempo que demandaba descanso y reparación espiritual para una temporada que empezó con ilusión y ha terminado llena de preocupaciones.

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